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La desaparición física de Carlos Cerutti ocurrió el 3 de mayo de 1990, pero el punto de partida del trágico desenlace se produjo trece días antes, cuando el jugador de Atenas sufrió un grave accidente automovilístico que le terminó costando la vida.

Carlos Cerutti era una de las promesas con mayor proyección del básquet argentino a principios de la década del noventa

En la madrugada del 21 de abril del mismo año, Cerutti regresaba a Morteros -su ciudad natal- acompañado por tres amigos, cuando el vehículo que conducía impactó de lleno contra un guardrail. «Palito», como lo conocían todos, fue internado de urgencia, pero después de casi dos semanas de agonía se produjo su deceso en la ciudad de Córdoba.

El básquetbol argentino quedó consternando una vez más y en tan poco tiempo, porque apenas habían pasado cuatro meses de la muerte de Aníbal Sánchez en circunstancias similares. Fueron dos pérdidas irreparabables, de dos personas que tenían todo el futuro por delante.

Desde su irrupción en la LNB con sólo 16 años, la carrera de Cerutti logró un ascenso meteórico. El jugador formado en 9 de Julio de Morteros debutó en Atenas el 24 de agosto de 1985 (victoria cordobesa ante Olimpo de Bahía Blanca por 119-79). A medida que pasó el tiempo, el joven pivote fue ganando minutos, y cuando la AdC resolvió jugar la Liga con un solo extranjero (en la temporada1988), éste no desaprovechó la oportunidad.

Justamente ese año, fue el de su consagración definitiva, sobre todo en el tramo final del torneo ante las ausencias de Héctor Campana y Germán Filloy, quienes se lesionaron en la serie semifinal ante Pacífico de Bahía Blanca. Atenas estuvo al borde de la eliminación, pero la salió airoso en el cuarto partido jugado en Tres Arroyos, para liquidar la serie en Córdoba.

En la final ante River Plate, Cerutti brilló en defensa y fue una de las principales carta ofensivas de su equipo. Por rendimiento y protagonismo en cada uno de los tres partidos, terminó quedándose con el merecídisimo MVP de la serie. Unos meses antes se habia consagrado por segunda vez, campeón sudamericano con la Selección Argentina en San Salvador de Jujuy.

En 1987, el cordobés había formado parte del plantel argentino que había conseguido el Sudamericano de Mayores en Asunción del Paraguay. Con el «Griego» fue tricampeón de Liga (1987, 1988 y 1990, la última post mortem). En 1989 y 1990 fue convocado para el Juego de las Estrellas, donde fue uno de los jugadores más destacados.

Con 21 años, 2.04 metros de altura y una talla de la que adolecía el básquet argentino de la época, Cerutti se destacaba por su gancho corto casi infalible, su poder de salto y la capacidad para leer el juego desde su posición de pivote. A eso había que sumarle la entrega, compromiso, actitud, y un talento enorme para jugar al básquet.

Fuera de la cancha era una persona querida por todos, que se ganó el cariño de la gente casi de manera inmediata. Cuando Atenas ganó su tercer título, el Polideportivo General San Martín, el que hoy lleva su nombre a raíz de un reconocimiento que le hizo la Municipalidad de Córdoba, estalló entre lágrimas con el grito de «Se siente, se siente, el Palo está presente».

Pasaron 27 años, pero su recuerdo sigue vivo con la camiseta número 7 de Atenas, la que heredó de Medardo Ligorría y que con el tiempo quedó en manos de Fabricio Oberto primero, y de Bruno Lábaque en la actualidad. El 15 de abril de 1990 el «Palo» jugó su último partido (104-100 a Echagüe de Paraná), pero nadie se podía imaginar que era su silenciosa despedida.

Se cortó así una prometedora carrera, pero aún más triste fue la pérdida de una vida con tantas cosas por hacer. «Palito» tenía mucho para dar, pero también un largo camino por recorrer. Quedará la duda de cuánto podría haber logrado, pero conociendo sus condiciones y su esfuerzo, está claro que estaba en condiciones de alcanzar cualquier meta, y el básquet podría haber sido su punto de partida, tanto en el plano deportivo como en el personal.

Fuente: Roberto Martín

Foto: www.basquetplus.com

Video: Youtube.

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