Esta nueva entrega del anecdotario del torneo continental de selecciones tiene como protagonista a Chile y su dificultoso regreso tras la disputa de la tercera edición en Río de Janeiro.
Tras el primer torneo en Buenos Aires y el segundo, al año siguiente, en Montevideo –ambos ganados por Uruguay-, era el turno de Río de Janeiro para ser anfitrión.
Una epidemia de gripe postergó el encuentro en 1918, que finalmente se jugó en 1919.
La sede brasileña fue un desafío especialmente grande para los chilenos, que venían de más lejos. Debieron viajar en tren hasta Argentina y desde Buenos Aires tomaron un barco con la selección celeste y blanca hasta la ciudad carioca.
Pero el problema se dio a la vuelta del torneo (que ganó por primera vez Brasil). Una tormenta de nieve cerró el cruce a través de los Andes, dejando a los jugadores chilenos varados en la ciudad argentina de Mendoza, en la frontera con su país.
Sin recursos para alojarse allí –los futbolistas costeaban el viaje de sus propios bolsillos- tomaron la decisión de hacer el cruce en mula.
Tardaron dos semanas.
Eventualmente llegaron sanos y salvos a Santiago, 40 días después de haber partido de Río.
Seguramente los chilenos hayan tenido pocos motivos felices para recordar ese Campeonato: además del infernal viaje, salieron últimos.
Fuente: www.bbc.com
Foto: Getty Images