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Carlos Ray Norris (10/03/1940) fue múltiple campeón mundial de karate y ex militar, saltó a la fama en el épico enfrentamiento con Bruce Lee en “Way of the Dragon” (1972) para después ganarse un lugar en Hollywood como “Tipo Duro”  de las películas de acción, fama que cimentó en la popular serie televisiva “Walker, Texas Ranger”.

Pensaron que lo habían matado. Con un bazucazo, uno de los cientos de vietnamitas que le disparaban había volado por el aire el bote en el que viajaba y él había desaparecido bajo la superficie del río. Pero el Coronel James Braddock emergió desde las aguas con su ametralladora en la mano y barrió a todos sus enemigos. Y no lo rozó ni una bala.

Es una de las escenas memorables -y exageradamente increíbles- de Desaparecido en acción (1984), quizás la película más emblemática de las protagonizadas por Chuck Norris. Y uno de los filmes que cimentaron el mito del personaje indestructible, característica que, con el tiempo, para sus miles de fanáticos, pasó de la ficción a realidad. Norris es sinónimo de tipo duro e imbatible, tanto en la pantalla como en la vida. Y lo sigue siendo aún hoy, con 80 años a cuestas e incluso luego de demostrar su costado más humano y amoroso cuando, en 2017, decidió abandonar la actuación para cuidar a su esposa enferma.

La historia de este actor, maestro de artes marciales e inspirador de infinitos memes, nacido un 10 de marzo de 1940 en Ryan, Oklahoma, Estados Unidos, bajo el nombre de Carlos Ray Norris, no siempre fue la del hombre corajudo y fuerte capaz de enfrentarse él solo con su alma contra enemigos de toda laya, connacionales y extranjeros.

En su vida escolar, el propio Norris se definió alguna vez como un estudiante «mediocre» y «el tipo de alumno tímido que no sobresale nunca en nada en la escuela». Además, las biografías del actor indican que de joven sufrió bullying por parte de sus compañeros, sobre todo a causa de su origen, que era, según narró él mismo, una mezcla de ancestros cherokees e irlandeses.

Campeón de artes marciales

Pero a los 18 años la historia iba a cambiar para Norris cuando se alistó en la Fuerza Aérea estadounidense y fue enviado a Corea del Sur. Allí, en la base de Osan, empezó a practicar artes marciales. Y nunca más las abandonó. Cuando dejó el servicio, en 1962, ya estaba preparado para ser él mismo instructor de karate. Y además, allí le habían dado el apodo con el que se hizo famoso: Chuck.

Cuando regresó a Estados Unidos, el hombre que sirvió en oriente abrió unas cuantas escuelas de karate. En ese entonces, ya tenía el físico torneado que lo acompañaría en sus películas. Su imagen inalterable de 1,78 metros se completaba con el tono entre rubio y rojizo de su pelo, aunque todavía no llevaba los bigotes y barba que, desde los años ’80, lo acompañaron hasta el día de hoy. Y pronto se convirtió en un luchador imbatible.

Siempre apasionado por las artes marciales, en 1968 ganó su primer Campeonato Profesional Mundial de peso medio de karate. Un título que obtendría seis veces más de manera consecutiva hasta que decidió retirarse de las competencias, en 1974. Fue, además, el primer occidental en alcanzar el Octavo Grado de cinturón negro Gran Maestro en Tae Kwon Do. Como si esto fuera poco, también alcanzó el cinturón negro en Judo, Jiu-Jitsu brasileño y Tang So Doo. Y creó su propia disciplina marcial: el Chuk Kun Do, que significa «Camino Universal».

A pesar de la multiplicidad de campeonatos ganados y la gran cantidad de escuelas de artes marciales inauguradas, la economía del gran Chuck Norris no andaba demasiado bien. Entre sus alumnos contaba con algunos famosos como Michael Landon, Priscilla Presley y el galán más cool de los años 60 y 70,Steve McQueen, que además era su amigo. Y fue precisamente el actor de Los siete magníficos el que le dio a Norris una idea revolucionaria con una frase que el recio intérprete recordaría por siempre: «Si no podés hacer nada más, siempre te queda la actuación».

Nace el héroe de acción

A decir verdad, nadie podía ponderar la capacidad interpretativa del gran campeón de artes marciales, pero tenía el carisma suficiente y la capacidad de eliminar enemigos y salir indemne como para convertirse en un ídolo de la categoría del cine de acción. Siempre repartiendo piñas, patadas y balazos, Norris construyó su carrera de mito en películas como McQuade, Lobo Solitario -donde enfrenta a David Carradine, héroe de la serie Kung Fu- (1983) la trilogía de Desaparecido en acción (1984, 1985 y 1988), de la productora Cannon, o Fuerza Delta -donde compartió pantalla con el gran Lee Marvin- y Fuerza Delta 2.

Ya sea para rescatar a sus compañeros atrapados en Vietnam, o para luchar contra todo tipo de enemigos comunistas, o para vencer a mafiosos y mercenarios, el bueno de Norris nunca perdió una pelea. Excepto en la primera y única vez en la que le tocó hacer de villano. Fue en el año 1972 y debía enfrentarse en una lucha a muerte con otro héroe de acción indestructible, y además su amigo. Nada más y nada menos que el gran Bruce Lee. En el filme El regreso del Dragón, Lee y Norris combatieron durante más de 10 minutos en el escenario único del Coliseo romano. Al final -spoiler alert- el actor oriental le rompe el cuello al héroe norteamericano, que finaliza honorablemente muerto.

La presencia de Norris en esta película le dio el primer impulso para convertirse en lo que luego fue. Desgraciadamente, un año más tarde, en julio del ’73, el actor de Desaparecido en acción tuvo que asistir al funeral de su amigo Bruce, fallecido mientras filmaba una película. Siempre se dijo que Norris fue uno de los que ayudó a transportar, junto a McQueen, el féretro del actor de ascendencia oriental. Sin embargo, los registros fotográficos de la ceremonia, realizada en una Iglesia de Seattle, no lo muestran en esa situación. Posiblemente, se lo haya confundido con otro intérprete amigo de Lee: James Coburn.

Del cine a la tele

La buena estrella de Norris como figura de acción no se apagó en los 80, sino que se trasladó de la pantalla grande a la televisión. De 1993 a 2001, el actor interpretó al protagonista de la serie Walker, Texas Ranger. Cordel Walker era un sheriff de la ciudad de Dallas que impartía justicia y perseguía y cazaba a forajidos una vez por semana, a lo largo de nueve temporadas y más de 200 episodios, que reforzaron la imagen de este duro de la cultura popular.

El hombre recio del cine y de la televisión también creó su propia marca de pantalones, «Action Jeans», para poder repartir patadas, incluso circulares, sin que las costuras de su ropa se resientan. La publicidad de este producto textil aseguraba que, de romperse la prenda, el cliente recibiría una nueva.

Y otro de los emprendimientos de este recio polirrubro fue el de los libros. Escribió, entre otras cosas, libros cercanos a la autoayuda, como La solución Zena los problemas cotidianos, Cinturón negro de patriotismo y una autobiografía, Contra viento y marea. Este último libro, del año 2006, estuvo en la lista de Best Sellers del New York Times.

Adiós a la actuación

El irrompible de Hollywood decidió un día del año 2017 abandonar su exitosa carrera actoral para acompañar y atender, en su casa de Navasota, Texas, a su segunda mujer, y el amor de su vida, la modelo y actriz Gena O’Kelley. La mujer, de 57 años, siempre según la versión de su marido, recibió un elemento metálico llamado Gadolinio o Gadolinium en inyecciones para realizarle una resonancia magnética que le habría dañado la salud de manera notable.

De acuerdo a lo que manifiesta el actor, hubo una negligencia médica por la cual su mujer se intoxicó con esa sustancia, que le produjo, en el año 2013, problemas renales, dolores intensos, y otros trastornos que la han llevado más de una vez al hospital. «He abandonado mi carrera cinematográfica para dedicar mi vida entera a mantener viva a Gena. Mi amor por ella es más fuerte que mi carrera, que el dinero o que cualquier otra cosa. Lo más importante, que ella continúe con nosotros y que lo que le ha ocurrido no lo sufra nadie más», dijo el actor al explicar los motivos de su retiro a la revista Good Health, en 2017.

Antes de este abandono cinematográfico llevado por el amor a la mujer que lo acompaña desde 1998 y con la cual tiene dos hijos, Norris había tenido su última aparición rutilante en la pantalla grande en la película Los Indestructibles 2, en la que participaron otros tantos duros de Hollywood, como Arnold Schwarzenegger, Jean Claude Van Damme, Bruce Willis. En ese filme, del año 2012, también participaba Sylvester Stallone, que entabla con el intérprete de Desaparecido en acción el siguiente diálogo: «Escuché un rumor: oí que te había mordido una cobra», dice Stallone. «Sí, así fue -responde Norris-, pero después de cinco días de un dolor intenso, la cobra murió».

Como para corroborar esta especie de temor que tiene la muerte de llevarse a este ícono de acción norteamericano, baste recordar que en el año 2017, estando en un hotel de Nevada, el bueno de Norris sufrió dos infartos en el mismo día. El primero, mientras se duchaba. Y el segundo, luego de que los paramédicos lo revivieron, lo tuvo en el hospital. Finalmente, los profesionales pudieron traerlo otra vez a la vida y después de unos días en observación, el héroe de acción abandonó el centro de salud.

Con 80 años y monedas, el indestructible Norris que abandonó la actuación por amor, sigue siendo una leyenda del cine de acción, de películas a las que la crítica consideró pésimas, pero que ya están en la memoria de varias generaciones. Y nunca lo rozó ni una bala.

Fuente: www.lanacion.com.ar

Fotos: IMD – Archivo

Video: Youtube

 

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