El 31 de octubre de 1954, River le ganaba a Boca 3-0 y en una jugada impensada para la época, Amadeo salió jugando y gambeteó a “Pepino” Borello. Actitud festejada por la parcialidad “Millonaria” mientras los “Xeneizes” se sintieron “sobrados”. Desde ese entonces, Carrizo se convirtió en un enemigo personal dentro de cada superclásico.
De chico, Amadeo había jugado como centrodelantero y poseía una buena técnica en el manejo de la pelota, lo cual le permitió no sólo salir a jugar con los pies fuera del área, sino también contar con una lectura anticipada de los posibles movimientos de los atacantes rivales. Sin embargo, no fue su única herramienta distintiva, sino que a ello le agregó una buena dosis de picardía
Dueño de un estilo único en su tiempo que lo llevó a ser considerado como un «adelantado» para el puesto de arquero, la otra gran característica histórica de Amadeo Carrizo fue su particular enfrentamiento en los superclásicos contra Boca, que nació en 1954 y lo acompañó durante toda su carrera frente al eterno rival.
El partido que dio origen a las hostilidades de hinchas y hasta jugadores ‘xeneizes’ se disputó el 31 de octubre de 1954, en el estadio Monumental, del barrio porteño de Núñez. River ganaba 3-0, con dos goles de Ángel Labruna y el restante del uruguayo Walter Gómez. En una jugada de ataque de Boca, Amadeo Carrizo anticipó la corrida de José «Pepino» Borello, pero en lugar de despejar la pelota, esperó al delantero, enganchó y lo hizo pasar de largo.
Debía entonces rechazarla, pero volvió a esperar a Borello y, ante el intento del atacante por robarle el balón, volvió a gambetearlo y recién después dio el pase a un compañero. La infrecuente jugada, atípica para esos tiempos, fue interpretada como una burla para el ídolo boquense. Hubo ovación de los hinchas de River y enojo del rival, a tal punto que desde entonces, Carrizo se convirtió en un enemigo personal dentro de cada superclásico.
Fuente: Carlos Alfano (www.telam.com.ar)
Foto: “River Plate tu grato nombre”