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El 2 de abril de 1995, San Lorenzo le ganaba 1 a 0 a Belgrano de Córdoba con gol de Esteban Fernando González a los 41’ del segundo tiempo. Horas antes su padre había fallecido y el Nuevo Gasómetro estalló de emoción.

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La historia de Esteban González en San Lorenzo puede ser un cuento del gran Osvaldo Soriano. Tiene todos los condimentos, un héroe quemando sus últimos cartuchos, un club que parecía maldito y que esperaba desde hacía más de dos décadas por una vuelta olímpica y una trama épica con dos momentos deslumbrantes. El gol más gritado en el día más triste y el cabezazo final para el campeonato.

El Gallego hizo goles durante toda su carrera, pero 1995 fue un año que lo marcó para siempre. Festejó de todas las formas posibles. Hizo goles lindos, no tanto, con definiciones espectaculares y hasta enganchando una pelota con el tobillo, cosa de tipos que viven en el área. Pero marcó, además, el mejor de toda su vida. Fue el 2 de abril de ese inolvidable 1995, en el arco que da a la tribuna local del Nuevo Gasómetro.

«Mi padre se murió ese día a las 12 de la noche, a las tres de la mañana lo empezamos a velar y a las 11 lo enterramos en el cementerio de Flores. Tres horas después yo estaba en el vestuario. Era suplente pero le dije al Bambino que quería despedir a mi viejo adentro de la cancha, porque él era muy exigente y es lo que hubiese querido. Y cada vez que cuento esto me hace llorar, me da felicidad, porque me hace reencontrar con él. Sé que baja ese ratito a ver qué digo y está acá haciendo la nota con nosotros», le dijo a tycsports.com al conmemorarse 25 años del título que lo tuvo a él como protagonista por aquél gol en la 6ta. fecha y por el que le dio el campeonato tras 21 años en la última ante Central en Arroyito en un final increíble de certamen junto al Gimnasia de Griguol. Un final de película, de cuento como dice el principio de esta nota que escribió Pablo Lafourcade.

Esa tarde, San Lorenzo, que iba a quedar puntero si lograba vencer a Belgrano, no encontraba la manera de romper la resistencia cordobesa. Y entonces Veira pensó en él y lo mandó a calentar, pero el Gallego le dijo que no, que quería entrar ya. «Y pasó lo que pasó. La verdad del partido solo me acuerdo de esa jugada, Monserrat tiró un centro, la agarró un defensor de Belgrano, que la podía haber tirado para cualquier lado pero se la dio de nuevo a Monserrat, que tiró el centro como venía y ahí, ya te digo, el que está acá a nuestro lado, mirando como hago la nota, me levantó más alto que todos y cabecee e hice el gol».

Iban 41 minutos del segundo tiempo y acababa de hacer un gol con su viejo. «Ahí mismo se desató una historia de amor con el club, con el grupo y con los hinchas. Vinieron todos a abrazarme, hasta el utilero. El referí -Juan Carlos Biscay- se acercó a preguntar qué pasaba porque no sabía. Es más, la gente no sabía, y cuando se empezó a correr la noticia en la tribuna y estos animales que tiene San Lorenzo de hinchas me empezaron a cantar ‘Gallego, querido, Boedo está contigo’. Cuando lo escuché me paralizó, 30 mil personas gritando eso. Es la canción que más quiero en mi vida, porque resume todo lo que San Lorenzo me dio», recordó.

Fuente: www.tycsports.com

Foto: Gentileza Javier Manjarín

Video: Youtube

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