El 2 de agosto de 1981, Nelson Piquet vencía en el Gran Premio de Alemania Después de cinco carreras seguidas sin victorias, en las que había cosechado más despistes que puntos, y cuando su accidente en Inglaterra parecía haberlo dejado al margen de la lucha por el título, el brasileño recuperó sus posibilidades en Hockenheim que a la postre, sería el piloto de Brabham el campeón esa temporada.
A continuación, transcribimos la crónica de la carrera hecha por la Revista Corsa N°792 de agosto de 1981.
Nunca más cierto que las carreras terminan recién con la bandera a cuadros. De acuerdo a lo visto en clasificación tenía que ganar un Williams o un Renault. Piquet pareció arruinar sus chances en la primera curva al tocarse con Arnoux y dañar su bigote delantero izquierdo.
Y Alan Jones parecía más tarde el ganador fácil de una carrera donde Reutemann era el gran damnificado del día. Pero se fue quedando Jones por ese extraño problema de intermitencias en el motor que vienen sufriendo los Williams. Prost no disfrutaba de un motor con su régimen a pleno y Nelson Piquet pasó de la cuarta posición a la punta obteniendo nueve puntos fundamentales.
Las sorpresas del domingo
En efecto, la carrera fue otra cosa. Muy distinta de lo que se esperaba, y cuyas sorpresas comenzaron con una serie de acontecimientos de gran nerviosismo en la prueba de tanques llenos. En el box Renault, Alain Prost se bajó desalentado del auto porque el motor no superaba 10.400 vueltas en lugar de llegar a las habituales 11.200. Urgentemente se reemplazaron los dos turbo compresores en el motor del auto que largaba en punta, pero ya sin poder probar nada antes de la carrera.
En el box de Williams, por su parte, tras haber marcado el mejor tiempo con tanques llenos hasta ese momento, Carlos Reutemann llegaba a boxes haciendo gestos y bajando como una saeta rumbo al muletto que lógicamente tenía el número 1 y la inscripción «Alan Jones».
Un breve intercambio de palabras con Frank Williams brindó el diagnóstico: motor. Patrick Head se inclinó para ver si había aceite por donde no correspondía, y el propio Keith Duckworth se acercó a ver qué sucedía en el auto que parecía el favorito natural para el GP de Alemania. De inmediato lo guardaron en el box y comenzó un trabajo contra reloj para colocar otro motor en el chasis de Reutemann.
La maniobra se hizo a tiempo, y media hora antes de la carrera el auto número 2 tenía ya otro Cosworth instalado. Pero subsistía el mismo problema que luego sufrió Jones -intermitencias de ignoto origen-, y se tuvo que tomar la decisión de menor riesgo, o sea correr con el muletto de Jones, que era considerablemente más lento.
Ese estado de rabia contra la adversidad volvió a mostrar entonces a un Reutemann decidido a pelear contra todo desde la largada, donde partió limpiamente y llegó a la primera curva pegado a Prost y desplazando a Arnoux. Contra todas las expectativas, el Williams número dos lograba mantener el ritmo inicial del Renault y era bien notorio el modo impresionante en el cual Reutemann descontaba metros en toda la zona trabada del circuito.
Pero nadie puede superar fácilmente a un motor turbo en las rectas de Hockenheim, aún cuando Prost seguía sin recuperar las revoluciones perdidas en la mañana.
Por su parte, Pironi, que había largado muy bien (cuarto en la primera curva) se quedaba con el motor mudo y Arnoux entraba a boxes en la primera vuelta a cambiar una goma arruinada por un toque de Nelson Piquet que dejó en la maniobra parte de su alerón delantero izquierdo.
Tercero quedó entonces Jones, aunque un poco más lejos de Prost y Reutemann, pero rápidamente achicó la distancia, por cuanto era evidente que el Renault frenaba en realidad el desarrollo de la carrera. En las vueltas que siguieron, Reutemann fue entonces superado por Jones y Piquet, cuyos autos eran más veloces.
Pero la barrera que implicaba Alain Prost no permitió sin embargo que ese pelotón de cuatro autos se disgregara en ningún momento. Así, al llegar a la vuelta diez -suficiente como para tener la primera visión general de lo que pasa en un Gran Premio- Prost, Jones, Piquet y Reutemann se habían destacado netamente de un segundo grupo integrado por Laffite, Tambay, Rebaque y el inefable Villeneuve, que una vez mas venía haciendo milagros para contener el avance de autos mas veloces que querían pasarlo por donde fuera, pero sin que la tarea fuera fácil.
Repentinamente, Reutemann volvió a acercarse al Brabham de Piquet y recuperó el tercer puesto, acercándose a Jones como si aún faltara mucho por discutir. Pero la causa estaba en realidad en la pérdida de adherencia del Brabham de Piquet y la ilusión duró poco más, porque luego el Williams del argentino volvió a perder terreno en forma paulatina evidenciando que debía suceder algo importante. Hasta que Reutemann paró al costado. Ya sin motor, volvió a boxes para tomar un helicóptero y luego un avión en Frankfurt, casi al mismo tiempo que la carrera continuaba todavía en Hockenheim.
Antes del abandono de Reutemann, sin embargo, se había producido la alternativa más interesante de la carrera, o sea la culminación de la dura lucha entre Prost y Jones por el primer puesto. Durante muchas vueltas Alain Prost resistió en forma brillante los embates de Alan Jones, que llegó a colocarse exactamente al costado del Renault en una curva del mixto, pero que tuvo que ceder prudentemente la colocación cuando Prost mantuvo su línea para la siguiente curva en notable demostración de autoridad y virtuosidad conductiva.
El australiano devolvió la estocada poco después, en la vuelta 21, cuando los tres autos de punta -Prost, Jones, Reutemann- entraron al mixto del Estadio justo detrás de René Arnoux que perdía una vuelta. Insólitamente, los dos Renault se molestaron entre sí o acaso Arnoux no miró los espejos como correspondía, y en el momento de la frenada para entrar a la Sachskurve, hubo un instante de hesitación en Prost, que no supo por dónde doblaría Arnoux.
La duda fue fulmíneamente aprovechada por Jones, que se zambulló entre los dos. La maniobra fue digna de un gran piloto, y de las que merecen coronarse con una victoria. Prost, circulando siempre adelante, era capaz de contener a todo un pelotón como lo hizo Villeneuve en España, y Jones aprovechó la primera oportunidad disponible para pasar al frente y cambiar por completo el panorama de la carrera.
Tenía que ser para Piquet
Con Jones en la punta, las cosas cambiaron por completo porque el Williams de inmediato se escapó sin rivales a la vista, y el GP de Alemania parecía a medida de los deseos del equipo Williams, con Jones adelante y Reutemann ya camino a su propia casa en Francia.
Allí faltaba entonces el último golpe de escena del domingo, que fueron las señas desesperadas de Jones, indicando su problema de motor (y acaso pidiendo la bandera a cuadros cuando cayeron unas tímidas gotas de lluvia sobre el final), y el implacable avance de Nelson Piquet a la punta,que se le ofrecía casi inesperadamente.
Prost tampoco pudo contener al Brabham lanzado a la caza de Jones, y el brasileño se dio incluso el lujo de pasarlo a éste frente a los boxes en lo que debe haber sido una revancha personal frente al australiano.
El triunfo de Brabham marcó también la primera victoria para Goodyear desde su retorno a la Fórmula Uno, lo cual indica que la marca americana va poniéndose a tono rápidamente. Y sí bien la jornada fue menos calurosa de lo que se temía, no es menos cierto que las gomas Goodyear soportaron mejor el esfuerzo que en los dos GP anteriores, y seguramente estarán ya en total igualdad de condiciones para lo que queda del Campeonato.
Y lo que queda es justo lo que importa. La lucha por el título es, más que nunca, Williams contra Brabham (aunque Laffite aparezca más cerca de lo esperado). Pero a partir de Hockenheim es, sobre todo, Piquet contra Reutemann. Ese es el dato que deberá tomar en cuenta el equipo Williams.
La derrota de Williams
Nadie lo lamentará más que el equipo Williams en el momento de hacer el balance de lo que pasó en Hockenheim. El fin de semana fue largo y generoso en especulaciones alrededor del team favorito para ganar el Campeonato del Mundo por segundo año consecutivo.
Como ha pasado históricamente en muchos otros teams, el equipo Williams parecía mucho más concentrado en una sorda lucha interna (en buen estilo inglés, nadie demuestra sus propias sensaciones pero el clima tenso existe), y el resultado final del GP de Alemania fue una derrota que debiera hacer reflexionar a Frank Williams.
¿Hasta cuándo retardará su decisión de apoyar a Reutemann como el candidato al título 1981? Y si lo hace después de Hockenheim porque Piquet redujo notablemente la diferencia, ¿no será acaso una carrera más tarde de lo que debiera? La respuesta la tendremos el 17 de octubre en Las Vegas, pero entretanto se puede afirmar claramente que el equipo Williams dilapidó en Hockenheim la gran oportunidad de brindarle a Reutemann una ventaja más confortable aún en el puntaje.
Se puede romper el motor en carrera, es verdad. Pero también es cierto que Reutemann sufrió demasiados inconvenientes durante el fin de semana como para refugiarse simplemente en la explicación de un día de mala suerte.
Por empezar: ¿por qué razón el equipo Williams no llevó cuatro chasis a Hockenheim en lugar de tres, dos para Jones, uno para Reutemann? si cada piloto hubiera tenido dos autos a su disposición, tal como en Silverstone, Reutemann no sólo habría podido clasificar normalmente el día viernes sino que podría haber largado el domingo normalmente con un auto adecuado a su propio estilo, y no obligado a saltar al muletto de Alan Jones cuando se rompió el motor de su propio chasis en la prueba de tanques llenos el domingo a la mañana.
Aún si es indiscutible que los autos del equipo son similares, la comodidad de tener dos chasis para trabajar es una ventaja que nunca se hizo tan evidente como Hockenheim.
Esa ventaja la disfrutó Alan Jones, y Carlos Reutemann tuvo que resignarse a trabajar en inferioridad, haciendo gala de una notable reacción de vergüenza deportiva que lo llevó a superar al propio Jones en clasificación, y a cumplir una impresionante primera porción de carrera detrás de Prost, pese a que el muletto de Jones era más de un segundo más lento que su propio auto.
Tal como se desarrolló la carrera, Reutemann podría haber ganado aún con ese auto inferior, si no volvía a sufrir una rotura de motor que lo dejó en medio del circuito viendo cómo se le escapaba una de sus mejores carreras para asegurar su liderazgo.
En segundo lugar, cabe hacerse una pregunta aún más de fondo: ¿por qué malgastó el equipo Williams una gran oportunidad como Hockenheim para dar un paso definitivo hacia el Campeonato?, ¿por qué siguen prefiriendo a Alan Jones?.
Es más que probable, que sea una elección legítima según lo hemos afirmado varias veces, contra lo que puede ser la sensación primera en cualquier argentino herido en su amor propio nacional por «lo que le hacen a Lole». Frank Williams tiene todo el derecho del mundo a preferir a un piloto sobre otro, y lo acaba de demostrar la semana pasada al firmar nuevamente contrato con Alan Jones como primer piloto para 1982.
Pero lo que no tiene lógica es que por querer que gane Jones se deje de lado la oportunidad que significa Reutemann. Todo marchaba bien mientras Jones iba adelante y podía ganar la carrera. Pero los cálculos del equipo Williams se vinieron abajo cuando Alan Jones pasó frente a boxes haciendo señas de que el motor andaba mal, y en este momento no deben alcanzar los lamentos por los puntos que tampoco sumó Reutemann.
Paradójicamente, para el argentino ha sido casi una suerte que ganara Piquet, su mayor rival. Tal como están ahora las cosas en el Campeonato, Williams tendrá que tomar una decisión final para defender el primer puesto. «Es el título lo que nos interesa», confirmó una vez más Williams indicando que no está dispuesto a ceder nada.
Para Jones el resultado de la carrera fue peor que nunca y, superado incluso por Laffite en el Campeonato, es evidente que tanto en Austria como en Holanda el equipo Williams deberá concentrar su esfuerzo en defender la posición de Reutemann frente a Piquet.
Si acaso hubiera ganado Jones colocándose a menor distancia de Reutemann, la situación sería aún más comprometedora para el argentino, ya que entonces la decisión de Williams sería más que nunca en favor del australiano. Pero es inevitable repetirse una vez más que Reutemann estaba dispuesto a ganar en Hockenheim el domingo a la mañana, y que todos sus planes volaron por la borda en esa prueba con tanques llenos y, después, en la carrera, con un auto que no era el suyo.
Por más que Piquet haya ganado muy bien, es inevitable subrayar que la gran derrota fue la del equipo Williams.
Gran Premio de Alemania de 1981
Circuito de Hockenheim de 6.789 m
45 vueltas. 305.505 Km
2 de Agosto de 1981
Clasificación final
1 |
Nelson |
Brabham BT49C Cosworth |
1h25m55s60 |
45v |
2 |
Alain |
Renault RE33 Turbo |
1h26m07s12 |
45v |
3 |
Jacques |
Talbot Ligier JS17 Matra |
1h27m00s20 |
45v |
4 |
Héctor |
Brabham BT49C Cosworth |
1h27m35s29 |
45v |
5 |
Eddie |
Tyrrell 011 Cosworth |
1h27m46s12 |
45v |
6 |
John |
McLaren MP4 Cosworth |
44v |
|
7 |
Elio |
Lotus 87 Cosworth |
44v |
|
8 |
Jean Pierre |
Osella FA1B Cosworth |
|
44v |
9 |
Mario |
Alfa Romeo 179 |
|
44v |
10 |
Gilles |
Ferrari 126 CK Turbo |
44v |
CAMPEONATO
(Disputadas nueve competencias)
1 | Carlos Alberto Reutemann |
43
|
2 | Nelson Piquet |
35
|
3 | Jacques Laffite |
25
|
4 | Alan Jones |
24
|
5 | Gilles Villeneuve |
21
|
6 | John Watson |
20
|
7 | Alain Prost |
19
|
8 | Riccardo Patrese |
10
|
Eddie Cheever |
10
|
|
10 | Elio de Angelis |
8
|
COPA DE CONSTRUCTORES
1 | Williams |
67
|
2 | Brabham |
46
|
3 | Ferrari |
28
|
4 | Talbot Ligier |
25
|
5 | Renault |
24
|
6 | McLaren |
21
|
7 | Lotus |
13
|
8 | Arrows |
10
|
Tyrrell |
10
|
|
10 | Ensign |
4
|
11 | Alfa Romeo |
3
|
12 | Theodore |
1
|
ATS |
Historia de hombres y máquinas
Por Gustavo Ernesto López
Fuente y foto: www.f1-web.com.ar