El 29 de agosto de 1967, el Equipo de José, con goles del brasileño Joao Cardoso y del “Toro” Raffo, la Academia venció por 2 a 1 a Nacional de Montevideo en el partido desempate de la final de la Copa Libertadores, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile. Tras la racha de 39 partidos invictos y la consagración como campeón argentino en 1966, la gesta de la Libertadores ’67 es un pilar importantísimo en la época más brillante de la historia de Racing.
El increíble campeonato de 1966 que el Racing de Juan José Pizzuti ganó con brillo y fútbol de vanguardia, habilitó a la Academia a disputar por segunda vez la Copa Libertadores de América.
La anterior había sido en 1962, en la que la Acadé quedó afuera en segunda ronda y que contó con un gol ante Nacional (Uruguay) de un muy joven “Chango” Cárdenas, el único sobreviviente de aquel plantel en la segunda chance continental para el campeón argentino.
La travesía de la Copa Libertadores 1967 duró cinco meses y veintiún días en los cuales Racing demostró un coraje, una entrega y un fútbol imposibles de repetir.
Racing, dueño de América
A Racing le tocó ser local en la ida, en un partido sumamente cerrado por parte de un Nacional que fue a cuidar el cero y defenderse, y una Academia que no pudo romper la estructura del equipo bolso. El resultado del primer chico fue parda en cero, que también se repitió en el partido de vuelta en Montevideo.
Fue un encuentro también muy peleado, en el que Racing aguantó estoicamente por el trabajo enorme de sus defensores y de su arquero. Los dos empates dieron lugar a un tercer partido, un desempate que se jugaría en el Estadio Nacional de Chile, cancha en la que Racing ya había definido su serie ante Universitario.
En la lluviosa tarde del 29 de agosto de 1967, la Academia salió a ganar la Copa Libertadores con: Cejas; Martín, Perfumo, Basile, Díaz; Rulli, Mori, Maschio; Cardoso, Cárdenas y Raffo. Racing, apoyado por la mayoría de los clubes nacionales, estaba representando al país entero más que a sí mismo; tenía que darle esa alegría al pueblo argentino.
A los tempranos catorce minutos de juego, Cárdenas ejecuta un tiro libre que Joao Cardoso logra conquistar y mandarla de un cabezazo potente, adentro del arco del exRacing Rogelio Domínguez: ¡Gol de la Academia!
Racing aguantó los embates del conjunto uruguayo, que metía sin jugar bien pero acorralaba a un Equipo de José que a los 38 cambiaba delantero por volante –Cardoso, el autor del gol, por Parenti- para asegurarse la posesión del balón.
A los dos minutos de eso, un muy concentrado Raffo traba y gana en una salida del lateral uruguayo Mujica y se hace con el balón cara a cara con el arquero Domínguez, y con un remate corto y potente, sentencia el 2 a 0 para la Academia.
Para el segundo tiempo José armó dos líneas de cuatro para poder aguantar el partido, dado que Nacional se venía con todo. Recién faltando once minutos para el final del partido, llegaría el descuento a partir de un gol de Viera, tras un error de Roberto Perfumo en la salida.
Faltaban muy poco y Nacional estaba a un gol de llevar la serie al tiempo suplementario. Pero la Academia fue valiente como siempre y se hizo fuerte en Agustín Mario Cejas y el resto de la defensa para poder quedarse con la Copa.
Tiempo casi cumplido y Viera remata desde lejos; Cejas la manda al córner pero no hay tiempo para más y el árbitro pita el final: ¡Ganó la Academia! ¡Racing es el campeón de América!
La Acadé se consagró líder del continente y fue una fiesta para toda la Argentina: hinchas de todos los clubes se congraciaron con la noticia y festejaron en las calles junto a los racinguistas.
El Equipo de José demostró que su aparición no fue casualidad, que estaba destinado a escribir la historia grande del fútbol argentino y sobre todo, la de Racing. Afortunadamente, todavía quedaba aún mucho más para dar en el futuro: la Copa Intercontinental, el 4 de noviembre de 1967, el día en el que Racing conquistó el mundo.
Fuente y foto: www.racingmaniacos.com.ar
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