Desde la antigüedad, el deporte fue inspiración de artistas, escultores y pintores. Los estadios deportivos tienen un diseño arquitectónico y muchos de ellos son considerados obras de arte. Los atletas tienen, cada vez, sus cuerpos más estilizados y sus movimentos tanto en gracia como en plasticidad tienen semejanza a un balarín de ballet. De esto se trata la presente nota: la relación implícta entre el arte y el deporte.
El Discóbolo es una de las obras maestras de la historia de la escultura. Fue realizada por Mirón hacia el año 455 a.C. y representa el cuerpo de un atleta en el instante anterior a lanzar un disco, en el momento de máxima tensión.
La relación entre el arte y el deporte data de la antigua Grecia, ya que desde la época en la que se dieron los primeros juegos olímpicos, los escultores, pintores y poetas se encargaban con su arte de ensalzar la labor del deportista. El deporte y el arte parecían encontrarse de forma natural, situación que se vive actualmente cuando en medio de los espectáculos artísticos más impresionantes se realizan las inauguraciones de los juegos olímpicos.
La arquitectura y la publicidad, que son netamente artísticas también han tocado los escenarios deportivos, haciendo de un estadio toda una obra maestra que maravilla al mundo y que llena de orgullo a los miles de artistas y trabajadores que se unen para darle vida y magnificencia a los diseños de famosos arquitectos.
Carrera a pie, ánfora panatenaica del pintor Cléophradès, hacia el 500 antes de Cristo.
El arte se puede ver incluso en algunas disciplinas deportivas tales como el patinaje artístico, la gimnasia artística, entre otras. No es el sólo hecho de llamarse de esta manera sino que además, cada movimiento del cuerpo y el uso de algunos elementos se hace de forma artística. Son figuras que si se congelan pueden quedar plasmadas en un lienzo tranquilamente.
Las épocas en las que mayormente se ha visto la relación entre el arte y el deporte es en la edad antigua y en la contemporánea, ya que la edad media marcó una pausa en el deporte y por ende las artes, se vieron en la necesidad de articularse con el deporte de manera activa. Liricas, esculturas, obras arquitectónicas, pinturas, entre otras, han hecho parte de esa simbiosis entre estos dos conceptos que aparentemente parecieran muy lejanos.
El estadio Nacional de Pyongyang, en Corea del Norte, es el estadio con mayor capacidad del planeta con espacio para 150.000 personas. ¿Acaso no es una obra de arte? Juzguen ustedes.
Generalmente se habla que todos los deportes en sí son un espectáculo artístico, ya que el hombre crea con su cuerpo toda una obra a través de las técnicas, la precisión, la exactitud y el talento con el que ejecuta cada movimiento, con el que lanza determinado artefacto o da un golpe.
El fútbol es mucho más que correr detrás de un balón, lo mismo que el baloncesto. Lanzar una jabalina, una pesa o correr largas distancias también va más allá del simple hecho de su ejecución. Como el artista, el deportista se prepara y prepara su acto. No son movimientos o acciones que ya están hechas sino que por el contrario al deportista le toca fabricar su actuación.
El nado sincronizado: un deporte olímpico y por demás artístico.
El tiro con arco, la gimnasia, la equitación, la esgrima, los saltos, los clavados, etc. Son deportes considerados muy artísticos porque el cuerpo de las personas que lo practica junto a su desempeño en la ejecución son verdaderas obras de arte que seducen por su fantasía, por su equilibrio, por la destreza con la que son practicados y la importancia que se le da a la presentación tanto en la vestimenta como en la actitud del cuerpo.
Entrenadores, deportistas y aficionados al deporte se unen cada vez que hay algún certamen deportivo para engalanarlo con arte, con diversión y con expresiones dramaturgas que le profieran a éste, ese aire de color, estilo y magia.
Fuente: www.spainfitness.com
Fotos: Web
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