Aunque no sea conocido por todos los aficionados que debieran saber de él, es una inagotable fuente de anécdotas y comentarios. Además, puede servir de homenaje a Nelson Mandela. Un país, Sudáfrica, que afortunadamente ha cambiado mucho desde que se celebró Gerrie Coetzee vs John Tate aquél 20 de octubre de 1979.
https://www.youtube.com/watch?v=HWl7Mhh5JyQ
En septiembre de 1978, el más grande, Muhammad Ali, conseguía en el Superdome de New Orleans vengarse de su derrota anterior y sorpresiva ante Leon Spinks. Con ello, recuperaba el cinturón de la WBA (World Boxing Association o Asociación Mundial de Boxeo). Cuando Ali al año siguiente anunciaba su retirada, que lamentablemente no fue definitiva ya que volvería para las derrotas con Holmes y Berbick, el título WBA quedaba vacante y este organismo organizaba una especie de torneo para dirimir el nuevo monarca. Por un lado se enfrentarían el sudafricano Gerrie Coetzee y el mencionado Leon Spinks; por otro, Kallie Knoetze, también de Sudáfrica, y John Tate, quien como Spinks, defendía bandera de Estados Unidos.
En junio de 1979 se daban los dos primeros choques. El 2 de ese mes, en Mmabatho (Sudáfrica), Tate derrotaba por KO en el round 8º a Knoetze. El día 24, Coetzee se apuntaba un rápido y sorprendente KO en el primer round frente a Spinks en combate celebrado en Mónaco. Coetzee y Tate, pues, se disputarían el título. La pelea, proyectada para octubre, era especialmente importante para el turbulento país africano, que podría obtener el primer campeón de su historia en la mítica categoría de los pesados y unirse al gran Vic Toweel (campeón universal gallo de principios de los 50) y a Willie Smith (que ganó la versión británica a finales de los 20). Sin embargo, la fiesta no fue completa de todo, pues se esperaba que Coetzee hubiera enfrentado a su «enemigo íntimo» Knoetze, con quien ya había chocado 6 veces en amateur (reparto de victorias) y una en profesional (triunfo de Coetzee por puntos en combate a 8 rounds).
Hasta aquí podría parecer un combate más, pero ni mucho menos lo era. Sudáfrica vivía bajo el apartheid, el nauseabundo sistema de segregación racial que se había oficializado en 1948 y que permitía a la minoría blanca marginar al resto de razas y etnias. El repudio exterior a este sistema había ido en aumento ya tras las huelgas de 1963 y sus posteriores juicios (que llevaron a Mandela y otros líderes a la cárcel), pero se intensificaría en la segunda mitad de los 70 tras los disturbios de Soweto (1976, se habla de más de 500 niños negros muertos) y el asesinato mediante tortura de Steve Biko (1977). Todo esto había llevado a cierto aislamiento del país, en todos los sentidos. También en el deportivo, pues al país se le había prohibido participar en diferentes competiciones como los Juegos Olímpicos. La verdad es que Estados Unidos seguía manteniendo relaciones (y no precisamente malas), pues en plena Guerra Fría este país servía de ayuda en la zona frente a otros con régimen comunista; pero aun así, ¿se iba a celebrar todo un mundial de los pesos pesados en Sudáfrica? Y, lógicamente, es aquí es donde aparece… Bob Arum.
En 1974 y 1975, Don King había sorprendido al mundo llevando dos combates de Ali a lugares como la República Democrática del Congo (nombre actual del Zaire de la época dominado por Mobutu Sese Seko ) y Manila. Arum, que por entonces estaba haciendo crecer Top Rank, tomó nota de esto. No era nuevo en estas lides de promoción de grandes combates, pues ya había organizado la pelea de Ali con Norton de 1976 y las dos con Leon Spinks. Por supuesto, también sabría que Sudáfrica era el mayor productor de oro del mundo. Tuvo un primer acercamiento con el mencionado combate John Tate vs Knoetze, que también promovió, pero era este el que podría hacerle de ese metal que tanto producía el país.
Coetzee era un púgil pelirrojo, fuerte y rocoso, de 190 cms de estatura y muchísima más envergadura. Nacido en 1955, había sido campeón de su país primero del título para boxeadores blancos y, en 1976, del título racial mixto. Era llamado «la mano biónica», por sus sempiternos problemas en su mano derecha, que le llevaron a múltiples operaciones (hasta 23) en las que se le pusieron correctores. En 1978, un mes después de ganar a Knoetze, Gerrie participaba en una pelea de especial importancia, pues por fin se ponía en juego el título nacional con carácter interracial y ante espectadores «mixtos». Coetzee peleaba con un púgil de color, James Mathato, al que noqueó en el 7º round. Sólo se podía apuntar un combate anterior entre púgiles de razas diferentes, aunque no entre sudafricanos: el rematch que en 1973 protagonizó Pierre Fourie contra el estadounidense Bob Foster por el título semipesado y celebrado en el Rand Stadium de Johannesburgo. Su récord era de 22-0-0.
Tate, por su parte,había sido medalla de bronce en Montreal, donde perdió con el genial Teófilo Stevenson. Su carrera era meteórica, pues menos de dos años y medio después de debutar en el terreno profesional alcanzaba esta oportunidad. Era su pelea nº 20, habiendo ganado todas las anteriores. Tate era más alto, pesado, fuerte, rápido y musculoso que su rival, pero iba a tener el ambiente en contra: se esperaba que 86.000 personas. La WBA, algo sobre lo que giraron numerosas conversaciones, eligió un referee de color también: el venezolano Carlos Berrocal. Según normativa de la época, el árbitro también puntuaba y en esta faceta le acompañaron el japonés Ken Morita y Carlos Martínez Cassas.
La WBA no puso reparos en que el combate se disputara en Sudáfrica. Sin embargo, en Estados Unidos pronto hubo movimientos para intentar que no se viajara hasta este país para celebrar el combate, ya que se concebía como una aceptación del apartheid. El reverendo Jesse Jackson fue la voz más crítica e intentó convencer a Arum. Al no poder, tomó un avión para volar hasta donde estaba John Tate e instarle a que no viajara al continente africano; sin embargo, en una jugada casi maestra, Arum adelantaba el vuelo de Tate, haciendo que saliera del país antes de que Jackson pudiera entrevistarse con él. Jackson también iniciaría una protesta en Nueva York contra la CBS, que era la encargada de retransmitir el combate. Combate que en Sudáfrica sólo se vería unos días después en diferido.
Aunque pudiera parecer lo contrario, Coetzee no era ni mucho menos un villano al uso. En varias ocasiones, quizá usando «su inmunidad de estrella», había criticado el apartheid. Choca, por ejemplo, con la actitud del propio Tate, quien preguntado por esto las fechas previas al combate (donde residía en la zona blanca en una mansión), no quiso opinar ni condenarlo. De todas maneras, sí se vendió en algunos estamentos como una especie Schmeling vs Joe Louis y de posible (y descabellada) demostración de la superioridad de una raza sobre otra. Todo este trasfondo dio lugar a otra de las polémicas y aspectos candentes de la pelea. Arum, poco después de llegar a Sudáfrica declaró que el Ministro de Deportes del país le había informado de que se permitiría el acceso al estadio, el Loftus Versfeld Stadium de Pretoria (algo que se podría definir como el templo «blanco» del deporte en el país), a la población de color.
Sin embargo, poco después el Gobierno lo negó. El promotor dijo que seguiría adelante con el combate (Top Rank tenía, por entonces, algún problema económico y había mucho dinero en juego) pero que no volvería a promover nada más en el país. No se sabe si por esta amenaza de Mr. Arum, por un intento de dar una imagen de cierta apertura o por qué motivo, lo cierto es que poco después las autoridades locales anunciaron que se permitiría el acceso al estadio a la población de color. Era la primera vez que personas de esta raza entraban al Loftus Versfeld Stadium para algo que no fuera cortar el césped, limpiar o similar. ¿Se lo debemos a Bob Arum?
La noche del combate las primeras filas estuvieron ocupadas por población blanca, autoridades del país, pero también hubo aficionados de raza negra y la presentación de Tate despertó aplausos. Los primeros asaltos fueron lentos, con un Coetzee en papel de agresor, si bien el estadounidense, que se movía bien por todo el ring, contraatacaba con peligro. A finales del 3º, una derecha del sudafricano hizo tambalearse a Tate y a comienzos del 4º, tras un intercambio de manos, este casi cae a la lona, aunque se recuperó y al final de esos tres minutos dañó al local. En el 7º, una derecha nítida del visitante hizo que Coetzee retrocediera y en ese momento cayó, aunque Berrocal indicó, adecuadamente, que había sido por resbalón. Tate se había hecho con el control del combate.
A partir del 8º, Tate era ya el agresor, el que buscaba a su rival quien, valiente, intentaba replicar, arrinconar en contadas ocasiones al estadounidense, pero sin mucho éxito y recibiendo siempre un castigo importante. La multitud casi había enmudecido. En el 12º Coetzee quemó sus últimas balas, marchando al intercambio; pero en el siguiente Tate volvió a imponer su ley y puso en malas condiciones al bravo púgil local, lo que se repitió hasta el final. El ring se llenó de gente y se procedió a leer la resolución. Por decisión unánime, el nuevo campeón mundial WBA era John Tate (147-144, 147-142 y 148-145), que salta de alegría mientras que Berrocal, con una sonrisa de satisfacción, alzaba su mano derecha y lo reconocía como monarca universal. El estadio había quedado en ese momento casi mudo, excepto por la algarabía del equipo del campeón y algún pequeño grupo en la grada del inmenso recinto.
Al año siguiente, Arum volvió a organizar una velada en Sudáfrica, aunque en otro lugar. Nuevamente con Coetzee y con el hombre que había arrebatado el cinturón a Tate, Mike Weaver (también de raza negra), que ganó por TKO en el 13º. Coetzee vería recompensado su esfuerzo en 1983, cuando sorpresivamente ganara en Estados Unidos a Michael Dokes para conquistar el título. En su primera defensa, en su país, era noqueado por Greg Page: nunca pudo ganar una pelea de título ante su fanaticada. Por su parte, John Tate, tras perder el cinturón comenzó un declive acompañado de numerosos problemas.
Para concluir, una anécdota que leí una vez. Bob Arum contaba que durante su estancia en el país (creo que unos días después del combate), fue invitado junto a su esposa al hipódromo y el presidente de la asociación de estos le regaló unos boletos. Se sorprendió que, uno tras otro, todos acertaran el ganador. Luego se acercó el hombre y le dijo al promotor que tenía que ayudarle. Al parecer, después de esto, Arum convocó otra rueda de prensa y pidió que sería muy positivo que no sólo la población blanca tuviera acceso a los hipódromos, que también debía llegar aquí la integración, tanto en las gradas como en las carreras. Y es que, en Sudáfrica había una importante colonia de población que había venido de India y que era propietaria de buenos caballos. Sea como fuere, poco después en los hipódromos hubo una primera integración de otras etnias. ¿Hay que pensar que Arum estaba realmente concienciado (no sólo por ganar dinero, se entiende)?
Fuente: Carlos Utrilla (www.historiasdelboxeo.blogspot.com)
Foto: Web
Video: Youtube