En 1980 el Cilindro fue clausurado. La versión oficial es que tenía grietas, rajaduras y pérdidas de agua por la falta de mantenimiento; pero los más escépticos desconfían en que hubo una relación con los hechos que se produjeron durante la Dictadura Militar.
Otro capítulo tenebroso que se vivió en el Cilindro durante la década del setenta lo describió Marcelo Izquierdo en su obra dedicada a Tita Mattiussi, tomando como referencia el libro de Julián Scher, Los desaparecidos de Racing:
La última dictadura militar dejó un tendal de desaparecidos de Racing. Eran tiempos oscuros. Tita estaba protegida por las paredes del estadio, pero era más una protección de cartón pintado de celeste y blanco. Nada detenía la marcha de los genocidas. Y ella lo sabía bien.
Tita cuidaba a sus pibes. Pero no podía defenderlos de una dictadura. A los chicos de las inferiores, cada vez que salían, los apuntaban con fusiles en los alrededores del estadio y ellos entonces se acostumbraron a pegar un grito: “¡Somos jugadores de las inferiores de Racing!”
La madrugada del 22 de febrero de 1977 el club se estremeció. Olimpio Concepción Vera y otros muchachos no querían acostarse temprano. Entonces, sin que Tita se diera cuenta, se escabulleron hasta el primer piso y se aferraron a una especie de reja que protegía el pasillo circular que daba vuelta por todo el estadio a unos metros del suelo (…).
Todo sucedió tan rápido que ninguno pudo siquiera decir una palabra. Olimpio, desde el primer piso, escuchó ruidos y de pronto vio cómo un camión llegó de la nada. Se paralizó allá arriba. Escuchó gritos y órdenes secas de militares que bajaron a los empujones a varias personas. No distinguían si estaban vendadas o esposadas. Enseguida los pusieron contra el paredón de la cancha. No corría ni una brisa. Los vecinos dormían. En la pensión se había quedado Jorge Castillo, porque era nuevo en Racing. Todos los pibes estaban cerca de la ventana, en la planta baja, que daba a la calle Colón. Y entonces escuchó gritos de terror provenientes de una mujer, a metros de distancia, separados apenas por una pared de concreto.
—¡Milicos hijos de puta! ¡Milicos hijos de puta!
Los chicos se paralizaron. No estaban acostumbrados a la vida de ciudad. Eran pibes del interior, simples, ingenuos. Y se quedaron mudos.
Entonces escucharon ráfagas de ametralladoras. Algunos de los pibes de la pensión subieron la escalera y se asomaron. Uno de ellos, de un pequeño pueblo de campo, vio al menos dos camiones llenos de soldados con cascos que iban agrupando a un montón de personas contra el paredón.
Así vieron cómo iban cayendo uno a uno al piso, heridos, ensangrentados, entre gritos de dolor y espanto. Muertos. Fusilados.
En 1980 el Cilindro fue clausurado. La versión oficial es que tenía grietas, rajaduras y pérdidas de agua por la falta de mantenimiento; pero los más escépticos desconfían en que hubo una relación con los hechos que se produjeron durante la Dictadura Militar. Fueron dos años en los que el club tuvo que buscar otras canchas para ser local.
Recién en 1988 el combinado liderado por Coco Basile logró levantar otro título. La Supercopa frente al Cruzeiro fue otro de los hitos que quedó grabado bajo la gloria dorada que continuó con el campeonato del 2001 con Mostaza Merlo, la consagración en 2014 con Diego Cocca y las últimas estrellas que bordó el Chacho Coudet en 2019.
La presentación de la bandera más grande del mundo en la Copa Libertadores de 1997 y la histórica salida de los 40.000 rollitos de papel en el clásico frente a Independiente también forman parte de un recuerdo imborrable.
Bandas como la de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Rata Blanca, Vox Dei, Rammstein o Viejas Locas eligieron al Cilindro para interpretar sus shows en el nuevo milenio. Incluso Cristina Fernández de Kirchner optó por cerrar su campaña electoral en el Presidente Perón.
Fueron 70 años de historia, mitos, leyendas y gloria. Un estadio que forma parte de una identidad racinguista y que muchos sueñan con volver a ver a la Selección jugar allí. Como dijo Fernando Paso Viola, “es una lástima que no haya podido concretarse como sede de la Copa América. Hubiera sido hermoso ver a la Argentina jugar en el estadio más coqueto del país”.
Fuente y foto: www.infobae.com