HISTORIAS – Nadia Comaneci, La Gimnasta Que Aprovechó Un Guiño Del Destino (1ra. parte)

Cualquier persona que esté interesado en averiguar la historia y la relevancia que tienen los Juegos Olímpicos en el deporte se encontrará con diferentes apellidos que marcarán una época, y sin dudas, el de la gimnasta Nadia Comaneci surgirá.

Ella se alzó como una de las atletas más emblemáticas de todos los tiempos por sus lauros como deportista pero también diferentes circunstancias de su vida privada han alterado su día a día. Así fue la vida oculta de la gimnasta más importante de todos los tiempos al cual ni siquiera el deporte estaba preparado a recibir, como indica la décima imagen.

Fue una máquina de ganar oros

Como cualquier otro deportista, de no haber triunfado, difícilmente se la rescate a Nadia Comaneci como una de las figuras más preponderantes en la historia del deporte. Su pico máximo fue en los Juegos Olímpicos de 1976 pero al mismo tiempo su vida privada era un desastre.

De los atletas de alto rendimiento tomamos consciencia cuando éstos consiguen marcas espléndidas o quedan en la historia por grandes gestas, pero no cuando la vida les da un cachetazo de nocaut.

Fue Elegida desde sus comienzos

Los deportistas más importantes de todos los tiempos suelen destacarse desde una primera instancia en la actividad que los llevará a la fama y para Comaneci, ya en 1976 y con 14 años estaba en un lugar de privilegio, en los Juegos Olímpicos.

Desde su equipo en su Rumania natal de denominación Flacara –Llamas– hasta aquellos míticos Juegos, Comaneci sólo se dedicó a su vida profesional, algo peligroso a tan temprana edad.

El giro del destino que jugó a su favor

En otros de los episodios de su vida que pueden hacer pensar que ella definitivamente estaba destinada a recorrer el camino que transitó y convertirse en la estrella del deporte que es, su incursión en el mundo del profesionalismo fue totalmente azaroso.

Mientras jugaba con sus amigos en la pequeña ciudad rumana de Onesti, Comaneci fue observada por Bela Karolyi, un histórico entrenador de gimnasia. Éste ni siquiera se dirigía a donde se encontraba Nadia, sólo había caminado casualmente por el patio ya que había abierto una escuela de gimnasia en la ciudad.

Un talento innato

De inmediato, Bela Karolyi supo que ante sus ojos existía una persona única e irrepetible que contaba con un talento tan grande que era imposible el no acercarse. Las vueltas perfectas que Comaneci realizaba sin ningún entrenamiento lo deslumbraron.

“Fue un momento importante en mi vida” recordó el entrenador a la reconocida revista Sports Illustrated. Sin embargo, la conexión entre ellos no fue inmediata, Karolyi debió luchar por la pequeña gimnasta.

La determinación de Karolyi

Así como debe existir un talento para atraer a las personas capacitadas para hacerlo crecer, la determinación de las personas de alrededor del deportista también debe ser tal como para apoyarla. ¿Qué hubiese sido de Comaneci si Karolyi hubiese continuado su camino?

Quien recientemente había abierto un gimnasio en la ciudad se decidió a entrar a la escuela y le preguntó a los niños que compartían aula con Nadia si les gustaba la gimnasia. Para fortuna, Comaneci y su amiga alzaron la mano aquella tarde.

Fuente:  www.desafiomundial.com

Foto: Wally McNamee/CORBIS/Corbis via Getty Images.

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