0 5 mins 4 meses

En 1994, OJ Simpson mató a su ex esposa y el presidente Bill Clinton firmó la Ley de Violencia contra la Mujer. Primero ocurrió el femicidio, cuando los crímenes hacia mujeres en contextos de violencia de género no tenían un término que los agrupara. Sucedió la noche del domingo 12 de junio, hace exactos treinta años.

Pero la ruptura no frenó la espiral de violencia. El vínculo se había pervertido por completo. Emprendieron un esbozo de reconciliación, impuesto por fuerzas externas, que no fluyó. Hubo dos nuevos llamados de Nicole al 911: ocurrieron el 25 de octubre de 1993. Él había interrumpido violentamente en su casa. La mujer reveló, según aporta The Washington Post, que su ex marido despotricaba y deliraba. Cuando la policía le preguntó cómo lucía el agresor, ella contestó: “Es OJ Simpson. Creo que conoces su historial”. Las advertencias eran contundentes y suficientes, pero simplificadas por una concepción propia de su presente histórico: Estados Unidos no tenía, por entonces, una ley de protección a las mujeres.

Nicole había ido a cenar con su madre Judith al restaurante habitual, el Mezzaluna Trattoria emplazado sobre la calle San Vicente Boulevard en Los Ángeles. Hablaron con el gerente y con Ronald Goldman, un mozo que solía atenderlas y con quien habían concebido cierta simpatía

Nicole perdió los anteojos esa noche. Lo descubrió en su casa. Pensó que se los había olvidado en el restaurante y llamó para cerciorarse. La mujer tenía razón: estaban en el piso del estacionamiento. Ella les ofreció ir a buscarlos otro día, pero Ronald Goldman se postuló para llevárselos esa misma noche. Pasó primero por su casa, se cambió de ropa, tal vez se bañó. Soñaba con ser modelo y actor. Hay quienes dicen que eran amantes. No hay indicios de un vínculo sentimental. Murió esa misma noche: según las investigaciones, llegó a la mansión de la comensal sobre la calle South Bundy Drive durante o minutos después de que OJ Simpson matara a su ex esposa.

El ladrido constante del perro de Nicole Brown durante la medianoche del domingo despertó la sospecha de un vecino. El hombre salió de su casa, se acercó a la mascota -de raza akita inu- y notó que tenía sangre en sus piernas. Asustado, prefirió llamar a la policía antes que ingresar al patio delantero de la residencia. Minutos después de que el domingo se convirtiera en lunes, dos agentes de la policía de Los Ángeles constataron el origen de la sangre. Nicole Brown era un cuerpo recostado sobre su propia sangre: el asesino le había seccionado la carótida y la yugular, y apuñalado siete veces. Tenía 34 años. Goldman yacía a pocos metros. El asesino le había asestado diecisiete puñaladas. Tenía 25 años.

El criminal estaba apurado o era novato. La escena del crimen guardaba evidencias sustanciales: el sobre blanco con unos anteojos dentro, una gorra azul y un guante izquierdo Aris Isotoner extragrande. Las muertes habrían sucedido -determinaron los peritos- entre las 22:15 y las 22:40. A cinco minutos de ahí vivía OJ Simpson, quien mientras la policía constataba la muerte de dos personas esperaba en el aeropuerto de Los Ángeles un vuelo para volar hacia Chicago. Durante la mañana del día siguiente, el jefe de homicidios Keith Fuhrman ordenó a los detectives Tom Lange, Philip Vannatter, Ron Phillips y Mark Fuhrman notificarle del asesinato de su ex esposa a OJ Simpson. Fueron hasta su casa. No lo encontraron, pero sí constataron huellas de sangre en la puerta de su auto y en un guante derecho Aris Isotoner extragrande, similar al hallado en la escena del crimen. Así fue como, automáticamente, Orenthal James Simpson se convirtió en principal sospechoso de un doble asesinato.

Fuente: www.infobae.com

Fotos: Lee Celano/WireImage – Vinnie Zuffante/Archive Photos/Getty Images –AP/Nick Ut, archivo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *