MEDICINA DEPORTIVA – Electroestimulación muscular (3era. parte)

En esta nueva entrega explicaremos cómo funcionan los aparatos de electroestimulación.

Los aparatos de electroestimulación muscular trabajan dependiendo del objetivo que se persiga al emplearlos, por lo que es importante elegir bien la intensidad de las descargas que se aplican y la zona donde se colocan los electrodos que van directamente pegados a la piel.

Las membranas de las células del organismo están polarizadas, puesto que hay un reparto desigual de cargas eléctricas entre el exterior de la célula (positivo) y el interior de la misma (negativo), donde precisamente intenta actuar la energía de la electroterapia.

Así, el tipo de frecuencia seleccionado en los aparatos de electroestimulación es la clave para indicar a nuestro cuerpo qué tipo de fibra muscular se está activando o excitando, según la fase de entrenamiento en la que nos encontremos, o el problema de salud que se intente solucionar mediante esta técnica. Y es que la electroestimulación puede “excitar de forma arbitraria, interesada y dirigida, las fibras musculares débiles de los músculos que causen descompensación o debilidad y, por tanto, importantes dolores secundarios, así como de carácter articular y, por tanto, la incapacidad funcional que de ellos derivan”, afirman los fisioterapeutas.

Las frecuencias más bajas están indicadas para conseguir una relajación tanto del músculo como de la propia persona, con un aumento de la circulación sanguínea y de la liberación de endorfinas pero, a medida que se va subiendo la banda de la frecuencia eléctrica, se trabaja el músculo desde un aspecto propio del ejercicio aeróbico, pasando por una combinación de aeróbico-anaeróbico hasta llegar al metabolismo anaeróbico, con las frecuencias más altas, superiores a los 50 hercios.

Bandas de frecuencias de los aparatos de electroestimulación

Los aparatos de electroestimulación muscular que se encuentran en los centros de fisioterapia, rehabilitación y medicina deportiva tienen una banda de frecuencias muy amplia, lo que permite que los rangos de actuación y aplicación sean, igualmente, muy variados.

-Rango 2-4 hercios: se trata de una sesión de electroestimulación muy suave, con la que se consigue relajar el músculo, tanto en el caso de que esté sobrecargado como dolorido. Esta banda favorece la circulación sanguínea y la eliminación de sustancias tóxicas del organismo.

-Rango 4-8 hercios: la sesión continúa siendo muy suave, pero el cuerpo también responde a esta electroestimulación. Así, el organismo genera sustancias endorfínicas que contribuyen a elevar el umbral del dolor y, por lo tanto, la capacidad de resistir ante él.

-Rango 8-12 hercios: aunque la sesión sigue siendo bastante suave, empezamos a notar cómo el músculo se contrae cuando se aplica este rango de frecuencia. Es una especie de masaje y, por lo tanto, va acompañado de los beneficios propios de un masaje local: relajación intensa en la zona, mejora de la circulación sanguínea local y de la oxigenación muscular, así como disminución de sustancias tóxicas.

-Rango 12-40 hercios: con esta intensidad se activan las fibras musculares más lentas, al igual que se hace con una carrera continua suave. Se empieza, por tanto, a trabajar la capacidad aeróbica del organismo, pero sin apenas déficit de oxígeno.

-Rango 40-60 hercios: este rango trabaja principalmente fibras lentas intermedias, aunque puede llegar a alguna rápida, dependiendo de la amplitud. Es un paso más del rango anterior porque consigue el mismo efecto pero ampliado: mayor resistencia muscular y mejor nivel de oxigenación.

-Rango 60-80 hercios: esto ya es un trabajo de fuerza y desarrollo de musculatura propiamente dicho, puesto que se activan tanto las fibras musculares intermedias como las rápidas.

-Rango 80-120 hercios: se activan las fibras rápidas con gran intensidad, con lo que se mejora la fuerza, la velocidad, y también una combinación de ambas.

Fuente y foto: www.webconsultas.com

 

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