Epílogo de la nota escrita por Sergio Levinsky para Infobae que trascribimos para que los seguidores de SLDES conocieran la historia de vida de un entrenador que cambió para siempre al fútbol y que inspiró todo lo que vino después de él.
Herrera tuvo tres matrimonios. En 1937 fue obligado por su madre a casarse en Marruecos con Lucienne Leonard, una chica a la que conoció en un salón de baile y que estaba embarazada de ocho meses y con quien tuvo a Francis, y a Elena, en 1938, y Linda, en 1941. En 1942 nació Daniele, que moriría en 1945 por intoxicación.
En 1952, con María Morilla Pérez (con quien no estaba casado legalmente por no haberse divorciado de su primera esposa). Tuvo a Helenio Ángel y en 1957, a Rocío (fallecida en 2002), En 1976 adoptó a Luna, una niña de dos años, que estaba enferma y a quien encontró en un banco de la Plaza del Pino, en Barcelona, a quien acompañó para que la operaran en Italia. y en Roma conoció a su tercera mujer, Fiora Gandolfi, quien le dio su octavo hijo, Helios (1977)
Fue justamente Fiora (periodista, escritora, pintora) la que debió luchar incluso después de su muerte – el 9 de noviembre de 1997 en Venecia, después de dejar sus apuntes futbolísticos a quien consideraba su discípulo -Facchetti-, para que sus cenizas se alojaran donde Herrera quería, de cara al sol (“se ve que ahora de viejo tengo más frío”) y que cerca de su tumba se escuchara el sonido del mar. Ella, entonces, encargó una de estilo bizantino-veneciano. Sin embargo, apareció el primer problema en el cementerio de San Michele, por el cual tuvo que apelar al alcalde de Venecia, Massimo Cacciari, admirador del Mago: no fue bautizado, era hijo de un anarquista que lo invitaba a alejarse de la Iglesia, pero el reverendo Kleeman dio esperanzas cuando Fiora Gandolfi la explicó la voluntad de su marido. Él examinó el proyecto de la tumba –explicó luego la viuda- lo encontró adecuado y llegó el sí. Y entonces dijo que podían comenzar la operación del sepulcro, pero justo cuando los marmolistas estaban en plena operación, apareció una anciana profesora, Hanna Franzoi, que debió participar del sínodo pero que estuvo ausente, y al enterarse explotó. “¿Quién, ese no cristiano? ¿Quién, un pateador? ¡Fuera, fuera, lejos de nosotros!” y entonces el reverendo Kleeman le explicó a Gandolfi que se necesitaban más reuniones, mientras se seguía esculpiendo la costosa tumba veneciana.
Fachetti llegó a decir en 2001, cuatro años después de la muerte de Herrera, y cuando el problema no se había resuelto, que Massimo Moratti (hijo de Angelo y también presidente del Inter) “está muy amargado por la situación y lo único que hay que esperar es que las conciencias sean sacudidas por la apatía actual y se encuentre la solución deseada por nuestro entrenador”. Incluso deslizó que el Inter estaba pensando en dedicarle el campo de entrenamiento de La Pinetina.
Por fin, tras largas vicisitudes y luchas burocráticas, las cenizas de Helenio Herrera reposan en un nicho de mármol escondido entre la hiedra del cementerio evangélico anglicano de San Michele, y con la lista de todos los clubes y selecciones a los que entrenó, gracias a la intervención de la Reina de Inglaterra, Isabel II, como máxima autoridad de la Iglesia Anglicana a quien acudió Gandolfi (“Vaya, ¿el país que inventó el fútbol no hace un lugar digno a un mago del fútbol?”, le escribió a mano), y luego de que las cenizas estuviesen esperando destino final en una zona alejada del cementerio, con la escritura de “Errera” (sin hache) con un marcador, luego reemplazada por un imperceptible plato, y después de que su viuda organizara una recogida de firmas en internet y enviara una carta al programa “Italiani brava gente” de la RAI-1 para que se conociera la situación de su difunto marido.
Fiora Gandolfi escribió posteriormente el libro “Tacalabala, los pensamientos mágicos de Helenio Herrera”, en el que, además de los principales conceptos de su fútbol, cita algunas de sus mejores frases, como “se juega mejor con 10 que con 11”, o «Juanito (por el delantero del Real Madrid) se marca solo (en vísperas de un clásico contra el Barcelona) o “una vez un periodista me preguntó por qué sólo dirijo a equipos grandes. Pues porque los chicos no pueden pagarme” o “muchos me creen omnipotente porque dicen que conozco todo. Eso no es verdad. Jamás conocí el fracaso y estoy orgulloso de eso”.
En 2005, Herrera fue elegido como el mejor DT de la historia de la Liga Española por el Centro de Investigación, Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE) con 293 puntos, por delante de Miguel Muñoz (291) y de Frederick Pentland (255) y en 2013, por la revista inglesa World Soccer como el cuarto mejor DT de la historia y el séptimo en 2019 por la revista France Football.
Francesco Valiutti contó en su libro “Breve historia del Gran Inter”, en 1997, que Herrera le dijo a un periodista “No soy un charlatán. Soy un hombre que llegó al éxito sufriendo y sufriendo. El éxito va para quienes lo merecen. Yo me lo merezco. Tengo el coraje de mis ideas y nunca me detengo. Si los jugadores del Inter me escuchan, pasaremos mucho tiempo juntos, y si no me escuchan, será peor para ellos”.
“El discurso –insiste el gran Gianni Brera- es bastante simple y directo: como H.H. es el mejor de todos, obtiene los mejores resultados de todos. Lo llaman magia y él responde ‘trabajo duro’. Lo consideran tonto en el banco y nunca cambia nada desde el banco a propósito: un jugador ya se equivoca demasiado para hacer lo que tiene que hacer, como para obligarlo a hacer otra cosa. Su método es la lógica y la aplicación, el criterio analítico y la autoconfianza. Nadie en el mundo cree en H.H. tanto como él… Parecerá indigno y anormal. Es sólo normal y humano, con la diferencia de que los demás se esconden y él muestra lo que es”.
Fuente: www.infobae.com
Foto: www.futbol-tactico.com