El británico, ganador de tres Grand Slam, doble medallista de oro olímpico y el único que puso resistencia al Big-Three, se despidió de la práctica profesional a los 37 años
Andy Murray, el tenista británico que fue una figura emblemática en el deporte, especialmente en sus años de rivalidad con Federer, Nadal y Djokovic, se retiró de la competición profesional tras su última participación en los Juegos Olímpicos de París 2024. Con la caída en el torneo de dobles junto a Dan Evans contra los estadounidenses Taylor Fritz y Tommy Paul por 6-2 y 6-4, el tenista de Dumblane (Escocia) le puso punto final a una carrera que dejó una huella profunda en el tenis mundial.
Murray, de 37 años, se destacó por ser una fuerza disruptiva en una era dominada por el mencionado Big-Three, convirtiéndolo temporalmente en un Big-Four. Su esfuerzo no sólo quedó plasmado en las victorias que acumuló, sino en cómo logró posicionarse entre los mejores durante tiempos inciertos y retos físicos a lo largo de su carrera.
Entre sus logros más destacados, Murray ganó dos veces Wimbledon (2013, 2016), una vez el US Open (2012), llegó a cinco finales del Australian Open y una final de Roland Garros. En total, su repertorio incluye 46 títulos, entre ellos las ATP Finals de 2016 y una Copa Davis. Su capacidad para mantenerse en la cúspide del deporte también se reflejó con las 41 semanas que ostentó como número uno del mundo, desafiando a sus competidores más reconocidos.
Sin embargo, su trayectoria estuvo marcada por las lesiones. En 2013, después de poner fin a la sequía británica de 77 años sin un campeón en Wimbledon, tuvo que pasar por el quirófano debido a problemas de espalda. Este fue un indicio del calvario físico que enfrentaría en los años posteriores. Su mayor adversario, como él mismo lo describió más tarde, fue su cadera, la cual fue intervenida quirúrgicamente en 2018 y 2019.
En Australia, en un emotivo anuncio, Murray comunicó su intención de retirarse debido al dolor persistente (“incluso cuando me ato las zapatillas siento dolor”), pero más tarde decidió volver a las canchas tras implantarle una prótesis. A pesar de su esfuerzo colosal, el desgaste y las múltiples batallas libradas en el tenis, el británico decidió este año someterse a una última cirugía de espalda antes de iniciar la temporada de hierba.
Refiriéndose a sus logros y desafíos, Murray expresó: “Quería seguir, pero cuando tuve el problema de espalda en Queen’s y me operé, supe que quería terminar porque mi cuerpo decía que era el momento. Físicamente, estos últimos años han sido muy duros y me siento afortunado de haber podido competir por tanto tiempo”. Optar por despedirse en otra cita olímpica tiene un simbolismo profundo para Murray, quien ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de 2012 y 2016, así como una plata en dobles mixtos en Londres.
El legado de Murray es amplísimo no solo por sus victorias, sino por su papel en la evolución del tenis. Su enfrentamiento contra Roger Federer en la final de Wimbledon 2012, donde ganó su primer oro olímpico individual, se considera uno de los momentos más inolvidables de su carrera: “Fue el momento más grande, cómo me sentí esa semana”.
Andy Murray se retira no solo como un gran tenista, sino como un ejemplo destacado de determinación y esfuerzo personal. Su historia, llena de altibajos y triunfos, seguirá siendo contada como una de las más inspiradoras del deporte moderno.
Fuente: www.infobae.com
Foto: Reuters