A los 32 años, tras su accidente fatal en los ensayos oficiales del GP de Bélgica, Ferrari y el número 27 pasaron a ser sinómimos de Gilles Villeneuve. La Fórmula 1 perdía a uno de los pilotos más espectaculares para dar paso al nacimiento del mito. El recuerdo en esta efeméride deportiva de sus hazañas al volante de los autos de la escudería italiana.
Llamó la atención de “Il Commendatore”porque le hacía acordar a un grande: Tazio Nuvolari.
“Mi pasado está marcado por dolor: padres hermano, hijo. Mi vida está llena de recuerdos tristes. Miro hacia atrás y veo las caras de seres queridos, y entre ellos lo veo a él. Alguien a quien quería mucho”, fueron palabras vertidas en su momento nada más y nada menos que por Enzo Ferrari, aquél de gesto siempre adusto y que veía las carreras por circuito cerrado de televisión. El constructor italiano lo quería como un hijo.
Villeneuve corrió las últimas dos carreras de la temporada 1977, reemplazando a Niki Lauda, campeón de la temporada quien abandonaba el equipo para unirse a Brabham al año siguiente. Tenía como compañero de equipo al argentino Carlos Reutemann.
Llegó el GP de Japón, última del año y en la vuelta 5, Villeneuve y el mítico Tyrrel de 6 ruedas de Ronnie Peterson se tocan, la Ferrari 312 T2 número11 dio varias vueltas en el aire y cayó en un sector donde había público que no debía estar allí: murieron 2 personas y otras 10 resultaron heridas.
Disputó 68 GP con 6 triunfos. Su primera victoria fue en Canadá 78. Todas sus actuaciones fueron electrizantes, opacando al campeón del 79, su compañero de equipo Jody Schecter a quien sirvió de escudero pero los recuerdos de ese año no son para el sudafricano, sino para Gilles: el duelo con el Renault de René Arnoux por el 2° lugar en Dijon donde la victoria de Jean Pierre Jabouille quedó en un segundo plano. Los ensayos del viernes en Watkins Glenn cuando giró 11 segundos más rápido por vuelta que cualquier otro piloto, sobre piso mojado. Reventó un neumático trasero en Holanda y dio la vuelta completa en 3 ruedas para llegar a a boxes.
Dio clase de manejo en Mónaco 81 ganando con la Ferrari turbo que salía de costado en cada curva, “acariciando” los guardarails monegascos. En Jarama (España) partió 7° y casi por fuera de pista se situó 3°. Luego lideró durante 67 vueltas con un auto notoriamente inferior, un “trencito” con Laffitte, Watson, Reutemann y De Ángelis para alzarse con la victoria.
Pero inolvidable fue el Gran Premio de Canadá: ganó el Ligier de Jacques Laffitte conVilleneuve llegando 3° bajo una lluvia torrencial con el morro de su Ferrari partido y el alerón delantero sobre las mismísimas narices del piloto, manejando a ciegas.
8 de mayo de 1982: habían pasado tan sólo 13 días de la “traición” de Ímola. Villeneuve había hecho la “pole” y Didier Pironi, su coequiper, debía “cuidarle las espaldas”. Sin embargo, el francés le birló en la última vuelta la victoria. En Zolder, Pironi estaba 6° en clasificación delante de Villeneuve , 8° a 0,1 segundos. Gilles debía dejar en claro quién era el “1” en el equipo.
1979: Villeneuve en Zandvoort (Holanda) conduciendo en tres ruedas hacia boxes.
Ambos quisieron evitarse y por desgracia, se movieron los dos hacia la derecha. La rueda delantera izquierda del Ferrari chocó contra la parte trasera derecha del March, lanzándolo por los aires, cayendo de morro, y arrancando los arneses del chasis. Gilles salió disparado fuera del coche, a una velocidad cercana a los 200 km/h. impactando su cuerpo brutalmente contra las protecciones del otro lado de la pista, sin casco a unos 50 metros del auto, sufriendo una fractura de cuello que resultó fatal.
Nadie recuerda que al Gran Premio de Bélgica lo ganó John Watson a bordo de un McLaren porque el 8 de mayo de 1982 es el día del nacimiento del mito llamado Gilles Villeneuve que perpetuaría su impronta en su hijo Jacques quien lograría plasmar el ilustre apellido en los campeonatos de CART y F1… pero será una historia para otra efeméride deportiva.
Fuente: Agencia de Noticias San Luis.