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El 24 de julio de 1984 por la final de ida de la Copa Libertadores, Independiente le ganó en Porto Alegre al vigente campeón de América y del mundo, Gremio por 1 a 0 con gol de Burruchaga tras un pase sensacional de Bochini. La prensa de ese entonces catalogó la actuación del equipo argentino como ‘perfecta’.

 

Se trataba del mejor «Tricolor» de toda la historia hasta ese momento, y luego solo es comparable con el equipo de mediados de los 90. Había sido campeón de Brasil en 1981 y subcampeón en 1982, clasificando y ganando la Copa Libertadores 1983 frente a Peñarol, y luego se coronó campeón mundial en Japón ganando la Copa Intercontinental frente al Hamburgo de Alemania. Sin dudas, de lo mejor del planeta por ese entonces. Contaba con figuras como el uruguayo Hugo de León en la defensa, jugador de selección, líder e ídolo del equipo. Tarciso, un delantero emblemático de la institución con más de 700 partidos y más de 200 goles en casi 10 años en el club. Renato Gaúcho, conocido hasta hoy en día, lo ganó todo con el Gremio como jugador, además de ser miembro de la Selección de Brasil en toda la década, participando del Mundial 90 y ganando la Copa América del 89. Luego ser convirtió en DT y mantuvo una larga trayectoria, hasta ser hoy en día quien está a cargo del Gremio ganado de Libertadores 2017.

En el Estadio Olímpico de Porte Alegre totalmente colmado, salen a la cancha por Gremio: João Marcos; Baidek, Paulo Magalhães, Hugo de León, Casemiro Mior, Osvaldo, Luis Carlos Martíns, China, Renato Gaúcho, Tarciso y Guilherme, dirigidos por Carlos Fröner. Mientras que el equipo de Pastoriza fue: Carlos Goyén; Néstor Clausen, Hugo Villaverde, Enzo Trossero y Carlos Enrique en la defensa; al medio Ricardo Giusti, Claudio Marangoni, Jorge Burruchaga y Ricardo Bochini; y adelante Alejandro Barberón y Sergio Bufarini (Gerardo Reinoso).

En la previa había mucha confianza en los brasileros, se esperaba que Independiente salga a refugiarse e intentar buscar un empate para llevarse a Avellaneda. La salida del equipo fue recibida con silbatina de las 80.000 personas presentes, pero Independiente ni se inmutó, y mucho menos se decidió a especular. Le bastaron 5 minutos de juego en Brasil, sí, apenas ese tiempo para marcar en el campo lo que había ido a hacer. Salió a ganar o ganar, sin otro resultado posible en la mente, presionando y asfixiando al Gremio en la mitad de cancha, apretando y cortándolo en la salida, y tapando al cerebro de ese equipo, al gran uruguayo Hugo De León (quien luego del partido daría su análisis rotundo). Así las cosas, apenas arrancado el partido el Gremio quedó totalmente partido en sus líneas, pasando de presunto dominador a estar totalmente dominado en cada rincón del campo.

Independiente jugó un partido extraordinario, sin fisura de ningún tipo en ninguna línea, ningún jugador, ningún sector, de ahí lo del “partido perfecto”, que se vio reflejado en la prensa del Brasil.

Fue para muchos uno de los mejores partidos que jugó el Rojo en su historia, y para la gran mayoría la mejor final de Copa, mostrando una diferencia abismal contra un equipo igual o incluso superior en nivel. Tuvo la posesión de la pelota constantemente hasta que a los 24 minutos, Hugo de León rechazó una pelota y la tomó Marangoni quien automáticamente se la dio a Bochini, el “Maestro” hizo la pausa y esperó que le pase Burruchaga como un tren, lo asistió de forma notable con uno de sus pases “bochinezcos” y lo dejó mano a mano para que “Burru”, con su ya notable calidad y poder de definición, se la pique al arquero y fuese el 1 a 0.

Se podría imaginar que luego de un arranque a pura presión, logrando el gol de visitante, el Rojo aflojaría su intensidad para refugiarse a bancar el resultado, mientras que Gremio saldría con todo al frente, pero no, bastante lejos de la realidad esa idea totalmente lógica. Lo cierto fue que el local quedó más desorientado, y fue al ataque hasta terminar el primer tiempo teniendo un córner de peligro, un disparo cruzado desde la derecha que tapó Goyén y un mano a mano que también tapó el arquero, mientras el Rojo no sólo siguió atacando y dominando todo sino que además jugó cada minuto mejor fútbol.

 

Para el segundo tiempo, el Gremio, que no podía ni inquietar al Rojo, intentó buscar la habilidad de su puntero derecho Renato para lastimar, pero el “Loco”, Carlos Enrique, le ganó todas las pelotas y lo anuló completamente, terminando de destruir al equipo brasilero, ya que además las pocas pelotas que hizo llegar al área roja eran dominadas todas por un Carlos Goyén totalmente invulnerable. Así las cosas, la segunda etapa se fue convirtiendo en un baile total, a puro toque, rotación, triangulación, gambetas, llegadas, y todo lo que el buen fútbol requiere. La superioridad fue tan avasallante y abrumadora que faltando unos diez o quince minutos para el final, se produjo un hecho que carece de precedentes en la historia y que no se ha vuelto a ver hasta hoy en este deporte sudamericano: aquellas 80.000 personas que recibieron a Independiente a pura silbatina al entrar al campo, cambiaron su actitud a fuerza del fútbol que estaban viendo y comenzaron a aplaudir al Rojo. Sí, así como leen, una final de Copa Libertadores entre argentinos y brasileros, y los locales aplaudiendo el juego de los argentinos. Y ni en esos minutos finales los de Avellaneda perdieron la concentración, o dominio del juego, ni sintieron cansancio, sino más bien que tuvieron dos más clarísimas en los pies de Burruchaga, una la tapó el arquero y la otra la salvaron en la línea, hasta que no hubo tiempo para más, y con esa descollante actuación se terminó el juego con el 1 a 0 más mentiroso de nuestra historia.

Para tomar dimensión más clara de lo que fue esa final, las declaraciones textuales de los protagonistas son contundentes. Dijo Bochini: “Cuando empezó el partido nos silbó toda la cancha, pero a diez minutos del final nos aplaudieron 80.000 personas.Teníamos que haber ganado 5-0. Fue un baile”.

El Diario Zero Hora de Porto Alegre tituló: “Independiente dio una cátedra de fútbol”, y calificó a todos sus jugadores con 10

El emblema y figura del Gremio, Hugo De León reconoció: “En una acción la tocaron 12 veces y la jugada terminó en el palo. Independiente nos pasó por arriba. Tenía un equipazo y la magia de Bochini”.

El periodista Eduardo Rafael que cubrió el partido para El Gráfico comentó:“Fue una actuación superlativa. Con actuaciones sobresalientes. Tengo años en el fútbol pero pocas veces vi una superioridad tan notoria como esa en una final” y agregó: “Fue tal el dominio que los jugadores de Gremio terminaron totalmente desmoralizados, impotentes ante el toque desconcertante, ante ese azote de amagos, frenos y pases al centímetro en el que nadie fallaba. Pudo y debió ser goleada. Terminó en baile. Habría que recorrer décadas hacia atrás para encontrar un parangón a esta actuación. Honestamente no recordamos ninguna”.

“Bochini hizo todo: toque pausa y pelotazo. Para los de adelante o los volantes. Fue el mejor Bochini que vimos en años”, aseguró Clarín, quien califico al ‘Maestro’ con un 9, a diferencia de El Gráfico que lo puntuó con 10. Finalmente, el ideólogo de aquel partido, el ídolo absoluto del club dentro y fuera de la cancha, el DT José Omar “Pato” Pastoriza dijo: “Hoy jugamos al fútbol con mayúsculas. Tuvimos facilidad en la llegada, toque, rotación y, como si eso fuera poco, a Bochini, que cuando apareció hizo destrozos”, y concluyó de forma categórica: “Fue el partido perfecto”.

Fuente: www.delacunaalinfierno.com.ar

Foto: Web

Vídeo: Youtube

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