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Hasta 1970, los árbitros expulsaban a los jugadores de palabra. El escándalo con un argentino obligó a crear las tarjetas. Las camisetas no tuvieron números hasta 1949 y por qué el número 10 quedó asociado a Pelé.

El paso de los años trajo cambios en distintos niveles. El fútbol no se quedó atrás y vivió sus propias modificaciones, sobre todo desde mitad de la década del ’50 en adelante. La mayoría se instalaron, con mayor o menor aceptación, y otros fueron quedando como simples intentos sin prosperar. Hubo un tiempo en que las camisetas siquiera tenían número. Y hubo otro época que los equipos salían numerados del 1 al 11…

Cuando no existía el banco de suplentes

En Argentina, hasta 1959, no había posibilidad de realizar cambios durante los partidos. El equipo que salía a la cancha terminaba, con suerte con la misma formación, porque no había banco de suplentes. Si algún futbolista se lesionaba, su equipo debía afrontar el resto del partido con uno menos. La primera modificación aparece en la mencionada temporada, con la posibilidad de sustitución del arquero en caso de lesión. Pero no era tan simple. El árbitro debía constatar y luego aprobar la situación para autorizar el reemplazo. Apenas unos años más tarde se lo permitió por cualquier motivo, ya que en ciertas ocasiones, se simulaban lesiones que no podían comprobarse en forma fehaciente.

El 24 de mayo de 1959 se produjo el primer cambio de arquero oficial en un partido de Primera División, cuando a los 45 minutos, Floreal Rodríguez sustituyó a Roque Marrapodi en la valla de Vélez Sarsfield, en la derrota 1-0 ante San Lorenzo en el gasómetro de Avenida La Plata.

El primer cambio oficial en la historia de River Plate fue el 5 de junio de 1960. Manuel Ovejero ingresó por el gran Amadeo Carrizo en el partido que perdieron ante Estudiantes en La Plata 2-1, mientras que en Boca Juniors recién se produjo 5 años más tarde. El 3 de octubre de 1965, Osvaldo Mario Pérez suplantó al legendario Antonio Roma. Casualmente, el rival también fue Estudiantes y el score 2-1, aunque en este caso favorable a los xeneizes.

Antes se jugaba por los dos puntos

A partir de la temporada 1967, el fútbol argentino introdujo la modificación de desdoblar el año en dos torneos. Primero se disputaba el Metropolitano y luego el Nacional, con participación de equipos del interior del país. En la segunda edición de este último (1968) se habilitó, además de la del arquero, una nueva sustitución por equipo, con la particularidad que debía hacerse durante el primer tiempo, o como máximo, en el entretiempo.

En marzo de 1970 dio comienzo el torneo de primera división y con él una nueva modificación reglamentaria. En este caso, permitía la realización de dos cambios por cuadro, en cualquier momento del encuentro, situación que se iba a mantener por muchos años, hasta 1995, cuando se agregó una sustitución más. En esa misma temporada se implantó de manera universal el otorgamiento de tres puntos al equipo ganador de un partido. Hasta entonces el ganador se llevaba dos puntos por si se alzaba con el encuentro.

Un argentino detrás del invento de la tarjeta roja

La implementación de las tarjetas amarilla y roja también tiene su historia muy peculiar. Porque no existieron hasta el Mundial de 1970 en México. Así lo contaba hace unos años, Ángel Coerezza, árbitro argentino presente en los Mundiales 1970 y 1978: “La expulsión de Antonio Rattín ante Inglaterra por los cuartos del final del Mundial ’66 produjo un cambio importante en el arbitraje. Ese partido lo dirigió el alemán Rudolf Kreitlein, un hombre muy simple (sastre de profesión), de un pueblo de las afueras de su país. Se desempeñaba en ligas menores, pero era tan bueno, tan correcto y tan creíble, que ingresó a la Bundesliga. Claramente hubo una maniobra con la designación de jueces para los cuartos de final, porque tanto Uruguay como Argentina eran buenas selecciones y podrían traer problemas a los “candidatos”. Por eso el inglés Jim Finney dirigió Alemania 4–Uruguay 0, con dos expulsados en los “celestes” y el alemán Kreitlein lo hizo en Inglaterra 1 – Argentina 0. También es cierto que nuestro equipo, en lugar de hacer frente a la adversidad de ese extraño sorteo, salió a dar patadas y a proponer un juego de una extrema brusquedad. Por ese motivo y para ser sincero, Argentina tendría que haber tenidos dos expulsados en los primeros diez minutos. Cuando le indicó a Rattín que debía retirarse, porque en ese tiempo no existían las tarjetas, éste lo prepoteó y se armó una discusión que demoró diez minutos el partido». Rattín pedía un traductor, aduciendo que no entendía la orden del juez. Luego se retiró y “ofendió” al público local al sentarse en la alfombra roja dispuesta para la reina.

Sigue contando Coerezza: «Sir Stanley Rous era el Presidente de FIFA en esos momentos y tenía como mano derecha a Ken Aston, que había sido un árbitro inglés muy malo. Este hombre un día estaba manejando por las calles de Londres y al detenerse en una esquina, se dio cuenta que ahí podía estar la llave para universalizar la comunicación de los jueces con los futbolistas, aunque hablaran distintas lenguas: los colores del semáforo. Razonó que si todo el mundo sabía que el amarillo era estar atento y el rojo infracción, entonces podía servir como solución del problema idiomático que se había suscitado entre Kreitlein y Rattín en 1966. Elevó su propuesta para que se utilizaran tres tarjetas con esos colores, pero la FIFA decidió que solo sean dos. Llegó el mundial de 1970, donde tuve la suerte de concurrir, y antes de comenzar el torneo nos reunieron a los árbitros, a sus instructores, los inspectores, los jefes de delegación y a los capitanes de todas las selecciones, en la Universidad Autónoma de México, para informarnos algo que ahora resulta obvio, pero que en ese momento fue una novedad: la entrada en vigencia de las tarjeta amarilla y roja. Dio buen resultado porque en ese certamen no hubo ningún expulsado”.

Llegan los números a las camisetas

También merece su capítulo aparte el tema de la numeración en las camisetas. En los torneos argentinos la costumbre se instauró en 1949, en la 9° fecha disputada el domingo 26 de junio, donde se destacaron la goleada de River Plate en su estadio ante Gimnasia y Esgrima La Plata por 4-0 (dos tantos de Alfredo Di Stéfano)

La sugerencia para la implementación llegó de parte de los árbitros ingleses, que habían arribado un año antes, con el propósito de elevar el nivel de los locales. Obviamente, la novedad fue de alto impacto para los aficionados, pero muy bien recibida. Los arqueros, al estilo de lo que ocurría en Gran Bretaña, no utilizaban numeración en sus buzos.

Hasta la segunda fecha del torneo Apertura 1997, los futbolistas titulares salían a la cancha con los dorsales del 1 a 11, pero a partir de la jornada 3 la historia se modificó, al entrar en vigencia la numeración fija para todo un campeonato. La tarde del 14 de septiembre, Boca venció en su cancha a Newell´s 2-1. Esa tarde, Diego Maradona marcó su último gol oficial y debutaron en Primera División por torneos de AFA con esa camiseta Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto y Jorge Bermúdez.

El destino quiso que el primer futbolista en usar la 10 de Boca con numeración fija sea Maradona. Algo similar ocurrió en River, donde Enzo Franccescoli lució la 9 y Marcelo Gallardo la 10. El equipo más peculiar del certamen fue Deportivo Español. El arquero Sandro Guzmán tuvo el 10; su suplente Gustavo Dalsasso, el 2; el enganche Juan Martín Parodi, el 6, el Pepe Basualdo, volante de ida y vuelta, un insólito 9 y el goleador Silvio Carrario, el inhabitual y sorprendente 1.

El día que pelé se quedó con la diez

En lo que hace a las Copas del Mundo, a partir de Suiza 1954 se estableció que los futbolistas debían utilizar el mismo número a lo largo de toda la competencia. Cuatro años más tarde, un uruguayo vivió una situación límite, que resolvió a último momento. Lorenzo Villizio era miembro del comité organizador y estaba trabajando en las oficinas de la FIFA, cuando detectó que una de las selecciones participantes había presentado en tiempo la planilla de sus futbolistas, pero no en forma. La Confederación Brasileña de Fútbol había olvidado colocar allí el número que le correspondía a cada uno de sus 22 integrantes.

Eran tiempos de comunicaciones escasas y lentas, por ello Villizio tuvo que decidir según su criterio. De esa manera, le otorgó el 10 a un joven de solo 17 años que respondía al nombre de Edson Arantes do Nascimento. A partir de ese Mundial, el mundo se deslumbró con su juego y asoció el seudónimo Pelé con ese número.

La International Board es el organismo encargado de revisar y modificar las reglas de juego. Una entidad muy conservadora y poco abierta a los cambios. Sin embargo, tras el Mundial 1990, donde fueron contados los buenos espectáculos, la FIFA entendió que era el momento de hacer algunos ajustes, y así se lo hizo saber a ese ente.

Las modificaciones más trascedentes fueron: la expulsión automática de un jugador que comete una infracción a otro en manifiesta oportunidad de marcar un gol (conocida como “ley de último recurso”). La expulsión del arquero que impidiera un gol a través de un foul o mano fuera del área. Y la flexibilidad del off side: si al momento de recibir un pase en ataque, un futbolista está en la misma línea que el penúltimo adversario, no estará fuera de juego. Antes necesitaba tener como mínimo dos por delante. También se prohibió que el arquero tome con sus manos un balón cedido por un compañero, lo que llevó a los guardavallas a tener mayor manejo con los pies.

Cambios, modificaciones y detalles que, en los últimos 50 años, fueron en dirección a agilizar el juego y mejorar los espectáculos, sabiendo que algo no se va alterar jamás: la eterna pasión por el fútbol.

Fuente y fotos: www.infobae.com

 

 

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