El rosarino tuvo su debut olímpico en Tokio con Julián Amado Azaad formando dupla. Cayeron ante Brasil 2-0 tras dos sets de 21-16 y 21-17. Pero lo sorprendente es cómo dejó el fútbol y dedicarse a esta disciplina que según dijo “todo lo que vino fue grandioso”.
“Era un gran atajador de penales. Tenía la técnica de amagar para un lado y salir para el otro. Me salía muy bien. No sé si hubiera llegado al nivel que llegué con el vóley, pero era bastante bueno”, aseguró entre risas el rosarino Nicolás Capogrosso antes de saltar a la cancha del Parque Shiokaze para enfrentar a Brasil.
El talento, la altura y la personalidad confeccionaban un combo ideal para el éxito, pero una mala jugada de la dirigencia que encabezaba el presidente Eduardo López cambió el destino del deportista. «Un día vino un directivo a mi casa para pedirme 350 dólares mensuales para que Nicolás siguiera jugando en Newell´s», reveló su padre Néstor con la indignación que le provoca el recuerdo.
«Después del Pato Fillol, tu hijo es el mejor arquero que vi en la vida. Tiene un futuro bárbaro, pero como no están bien las cosas en el club tenés que pagar», fueron las palabras del dirigente que hicieron reaccionar a los familiares de Capogrosso. «Mi señora lo sacó a los empujones de mi oficina. Al otro día fuimos a buscar el pase a Newell´s y no querían dárnoslo. Al tiempo nos vinieron a buscar de Tiro Federal, Rosario Central, Colón y Estudiantes de La Plata, pero Nico ya había tomado una decisión», continuó Néstor. «Newell´s estaba en un momento muy malo. El club estaba mal manejado con gente que tenía unos manejes extraños. Me decidí por el vóley y todo lo que vino después fue grandioso. Tanto en Indoor como en el beach», argumentó Nicolás.
La angustiosa experiencia terminó con la prometedora carrera futbolística de Capogrosso. A pesar de los deseos de Claudio Vivas, quien quería sumarlo a las inferiores del Pincha, el arquero ya había elegido. “Él es un tipazo. Me llamó para ver si quería ir a vivir a La Plata para jugar en Estudiantes, pero le dije que me iba a dedicar al vóley. Intentó convencer a mis viejos, pero no hubo caso”, explicó el joven talentoso que representa a la Argentina en beach vóley.
El pedido de los 350 dólares mensuales fue uno de los tantos casos de corrupción que atentan contra la pasión popular. “Eso fue lo que me hizo dejar el fútbol. Es un deporte que está sucio por esas cosas. Hay una contaminación que perjudica la esencia del propio deporte”, analizó.
Hoy su realidad es otra. Junto a Julián Azaad tuvo un digno debut olímpico frente a Brasil pese a la derrota por el Grupo D, que también integran Estados Unidos y Países Bajos. Si bien el binomio albiceleste consiguió los boletos para Tokio por la victoria conseguida en la Continental Cup que se disputó en Chile, el recuerdo de la medalla de bronce conseguida en los Juegos Panamericanos de Lima alimenta la esperanza de cosechar una nueva hazaña en el país del sol naciente.
“Esa medalla fue el resultado del sacrificio que hacemos en cada competencia. Nos perdemos muchos cumpleaños y asados por estar lejos en cada compromiso”, explicó Capogrosso.
La nostalgia sobre la gesta en la capital incaica permanecerá grabada en la memoria sentimental del deportista porque en esa oportunidad le había prometido a su madre regalarle una presea para su cumpleaños. “Yo le había dicho que le iba a hacer un buen regalo”, reveló emocionado. Hoy la medalla descansa en el living de la casas de sus padres y sueña con llevar otro recuerdo imborrable de Tokio hacia Rosario.
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